"Creo que, salvo grandes trastornos, vamos a reorganizar los Internacionales de Italia en septiembre, entre mediados y finales de mes", dijo Binaghi, en declaraciones recogidas por los medios italianos.
"Me dicen, especialmente los romanos, que es una temporada extraordinaria, y el mejor momento para jugar al tenis", añadió.
Esta reprogramación del Masters 1.000 de Roma, que figuraba del 10 al 17 de mayo en el Foro Itálico, y que fue cancelado en su momento, podría inducir a los directivos del Grand Slam francés a cambiar de nuevo sus fechas de competición, que original y tradicionalmente se disputaba del 24 de mayo al 7 de junio, y que varió su parcela en el calendario debido a las medidas restrictivas aplicadas en Francia para contener la propagación del coronavirus.
Roland Garros se convirtió entonces en uno de lo primeros eventos de tenis que se reprogramaba, una decisión que provocó algunas críticas por parte de los jugadores que acusaban al organismo francés de falta de comunicación y de no haber contado con ellos para tomarla.
Estas nuevas fechas, del 20 de septiembre al 4 de octubre, daban a los jugadores sólo una semana para prepararse para el Abierto de Francia tras participar en el Abierto de Estados Unidos, que todavía está programado del 24 de agosto al 13 de septiembre en Nueva York.
Esta próxima semana, la Federación de Tenis de Estados Unidos tiene que comunicar el futuro de la gira americana sobre pista dura, los denominados US Open Series, que agrupan a los torneos de Washington, Toronto, Cincinnati y Winston Salem, antesala del US Open. La decisión afectaría directamente al futuro del torneo de Flushing Meadows.
Tras las palabras de Binaghi trasladando el torneo romano a septiembre, Roland Garros podría postergar su fecha de inicio al 27 de ese mes y así los jugadores tendrían dos semanas y no una, para pasar del US Open en pista dura, al Abierto de Francia sobre polvo de ladrillo.
No obstante, el fantasma de que estos tres torneos se disputen sin público planea en el horizonte. Michael Dowse, director ejecutivo de la Asociación de Tenis de Estados Unidos, ya admitió recientemente que era "ciertamente posible" que el Open USA lo hiciera.
E incluso existe la posibilidad de que el torneo se traslade de las pistas de Nueva York a las de Indian Wells, Masters 1.000 cancelado en marzo, cuando la gravedad de la pandemia fue más que evidente.
Respecto a Roland Garros, al principio se planteó esa posibilidad, aunque la semana pasada Bernard Giudicelli, presidente de la Federación de Tenis de Francia (FFT), dejó clara su intención.
"Debo informarles que hemos logrado evitar lo peor: la cancelación del torneo. Debimos postergarlo por algunos meses, pero aquí estamos y es un alivio. Volveremos a vernos con los aficionados y eso es lo más importante tanto para nosotros como para ellos", dijo Giudicelli.
"Creo que hemos logrado salvar el mayor torneo del planeta sobre polvo de ladrillo. Nos encaminamos a disputarlo con una cantidad de espectadores acotada, pero con público", explicó el directivo dando claras muestras de su propósito.