Tres décadas después de que Andrés Gómez ganó el Abierto de Francia (1990), “Ecuador todavía no tiene un lugar donde se pueda jugar tenis y decir ‘utilizaremos este estadio y asignaremos un espacio donde podamos recibir delegaciones del exterior y receptar con tranquilidad a los aficionados’”.
Es la conclusión del ya retirado tenista guayaquileño al conmemorarse hoy 30 años de su histórico campeonato en Roland Garros, un hito del tenis ecuatoriano nunca más visto y entre las principales hazañas de todo el deporte nacional.
En diálogo con este Diario ayer, Gogo recordó su gloriosa actuación en el certamen parisino, la cual se consumó en la final contra el célebre André Agassi (EE. UU.), y habló de la necesidad de “recuperar el patriotismo” entre los aficionados tricolores si se desea volver a ver a Ecuador en la élite del tenis mundial.
Tenía usted 30 años cuando ganó Roland Garros. ¿Fue resultado de toda una década, en los 80, de triunfos como los del dobles también en París (1988) y el Abierto de Estados Unidos (1986), además de otros del circuito ATP tanto en individuales como en pareja (54 en total)?
Sí, la culminación de una etapa, porque uno debe seguir moviéndose. Yo no soy un extenista; sigo considerándome un tenista, porque el tenis es mi vida. Un tenista no solamente es un profesional o quien integra el circuito. Competí en Copa Davis hasta el 2000. En los últimos 20 años bajó un poco mi ritmo de juego. Ahora ya no participo en torneos, pero sigo con clínicas, exhibiciones, charlas motivacionales; además soy director del torneo del Guayaquil Bowl, del Gogo Week y del Challenger de Guayaquil. Mi vida sigue siendo el tenis, aunque esté retirado de la competencia.
En la recordación del 2015, usted dijo: “25 años más tarde sigo sin entender mucho lo que realmente significa” el triunfo en Francia, ¿ya lo ha comprendido del todo?
El logro lo entiendo. Me he referido a cómo se consiguió, cómo fue posible para un país tan chiquito, con pocas canchas de tenis, sobre todo en la época que yo empezaba a competir (su debut profesional fue en 1979). Lo que al principio yo no entendía era cómo Ecuador podía mezclarse entre la élite sin tener las facilidades que tienen muchos de esos países de primer nivel deportivo. Debemos de estar haciendo algo bien. En tenis se hacen las cosas bastante bien (en Ecuador), pero es un deporte que no recibe el apoyo que debería recibir.
'No comprendía cómo un país tan chiquito se mezclaba en la élite'.
¿Cuán fundamental para su logro en Roland Garros fue haberse formado sobre la arcilla del Guayaquil Tenis Club?
Uno crece con eso y es importante. En Europa la principal cancha es de arcilla, al igual que en Sudamérica. Uno se siente más a gusto, cómodo. Es la cancha en la que mi juego se desarrollaba mejor. Jugué la mayor cantidad de torneos sobre dicha superficie. Claro que ayuda a la formación que tengamos canchas de arcilla.
En el Abierto francés de 1990, al que usted llegó como 4.º cabeza de serie, perdió solo dos sets en 6 partidos (superó octavos sin jugar por retiro de rival): uno contra Agassi (3.º) y otro contra el ruso Alexander Volkov en ronda 3. Sobre este último hecho, usted ha dicho en Twitter que le recordó la razón de sus ‘nervios’ iniciales en la competición. ¿Por qué?
Esta clase de partidos son largos, muy cambiantes. Me pasó. Ganaba con tranquilidad los dos primeros sets (6-2, 7-5); el ruso jugó de una manera diferente y ganó el tercero (6-4). En una situación como esa, si no sales bien, el rival te vira el partido. Es lo que no permití que pasara. En tres oportunidades anteriores (otros juegos) me pasó que ganaba el partido con tranquilidad y me complicaba hasta llegar al quinto set. Ayudó mi experiencia, esa que permite que uno se concentre un poco más de lo que puede.
En semifinales venció en tres sets al austriaco Thomas Muster (7.º cabeza de serie), quien semanas antes lo había eliminado en la misma ronda del torneo de Roma, también sobre arcilla. ¿Sirvió perder allí para ganar luego algo mejor?
Pude cambiar quizás un par de cosas que no hice en Roma y me dieron resultado. Efectivamente hubo cambios que hice y me adapté mucho a las condiciones de ese día. En Roma perdí, pero di pelea, tuve tres puntos de juego. Son partidos cerrados. Lo importante es saber que existe la oportunidad de vencer. Terminé ganando fácilmente el partido (en París).
'Seguir el tenis no es solo ver a Federer, Nadal y Djokovic'.
¿Por qué un ecuatoriano no ha vuelto a ganar un Grand Slam?
Treinta años después de ganar un Grand Slam, Ecuador todavía no tiene un lugar donde se pueda jugar tenis y decir ‘utilizaremos este estadio, armaremos un espacio donde podamos recibir delegaciones del exterior y receptemos con tranquilidad a los aficionados’. Siempre toca adaptar un lugar para jugar Copa Davis o un Challenger. Son razones. Aquí hay competencia, hay gente que se esfuerza por el tenis; pero también hay gente que piensa que a los únicos que pueden ver es a Rafael Nadal, a Roger Federer o a Novak Djokovic. Pasa por recuperar el patriotismo de ir a ver jugar a tu equipo, gane o pierda. El aficionado debe asumir su responsabilidad.
¿De qué manera?
Mira lo que pasa ahora, estamos en el Grupo Mundial de la Copa Davis (2020) cuando mucha gente no creía en esa posibilidad; sin embargo, estamos ahí, otra vez. La gente a veces no entiende: pregunta por qué no ganan Roland Garros, bueno, pero estamos en un Grupo Mundial. ¿Entiende realmente la gente lo que significa eso o en tenis se da por descontado que solamente un buen resultado es ganar un Grand Slam? Es halagador para el deporte que se exija eso, pero antes se debe apoyar a los prospectos. (D)