Eran mediados de los 90 cuando el canadiense Declan Hill investigaba las conexiones entre la liga nacional de hockey de su país con la mafia rusa. Junto a su equipo de producción viajaron a Moscú para entrevistar al sindicado por el Congreso de Estados Unidos, el Senado y el FBI como supuesto líder de una organización criminal. Después de la conversación, como recordó en una entrevista con La media inglesa, el mafioso los invitó a cenar al centro de la capital.
Los representantes de las instituciones gubernamentales se negaron, pero Hill aceptó por consejo de su productor. Estaba asustado. A la espalda de un restaurante se sentó a esperarlo cuando, de pronto, un 4x4 blindado se estacionó frente suyo.
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En esa conversación, el hipotético cabecilla georgiano, también presidente del 21st Century Association, le contó su pasión por el fútbol. Confesó que en la final del mundial 1994, en el Rose Bowl en Pasadena, California, estuvo al lado del entonces presidente de la FIFA Joao Havelange y quien luego sería su continuador, Joseph Blatter. También en esa zona VIP estaban Hilary Clinton y Pelé. Hill quedó anonadado.
Fue así que se interesó por la investigación especializada en el estudio del crimen organizado.
Trabajo de Declan Hill para su doctorado en Oxford sobre crimen organizado en el fútbol
En 2003, Declan Hill estaba en Irak, entonces invadida por Estados Unidos. En esos primeros meses recibió la noticia de que la universidad de Oxford le ofreció una beca para estudiar crimen organizado.
Fue así que el periodista se independizó del medio donde hasta entonces trabajaba e indagó en calidad de becario. Hizo seguimiento a una banda de amañadores de partidos asiáticos ubicados en Singapur y Malasia, quienes viajaban por el mundo arreglando eventos deportivos: tenis, rugby, fútbol, cricket, entre otros deportes.
Hill recordó en La media inglesa que hubo una reunión —de las muchas en las que estuvo— en las que “le explotó la cabeza”. Era una medianoche de 2005 y fue citado a un campo de golf. Allí estaba el inmueble de uno de los jefes de la mafia de apuestas. Delante del tipo cuatro teléfonos estaban en línea, una mujer recostada en la cama y a metros un gorila de mascota, además de los circundantes hombres de seguridad.
En sus dominios, el sujeto coordinó el resultado final del partido que jugó la selección de Vietman en Surasia. Hill quedó estupefacto. Preguntó, casi por impulso: “¿Cuál es el partido más grande que jamás has amañado?”.
La respuesta fue irreal para oídos de un estudiante: “No sé ¿qué es más grande? ¿Juegos Olímpicos o el mundial?”.
El periodista antepuso su incredulidad y respondió: “Lo siento. Me creo que puedas amañar estos partidos de Asia, incluso el torneo surasiático, pero, sintiéndolo mucho, no me creo que puedas amañar un partido del mundial”.
En un impulso de poder, el mafioso le aseguró estadía en sus reuniones durante los próximos tres años. Hill, que asistió con cámaras ocultas y grabó todo —que después le serviría para su doctorado y posteriores publicaciones—, “vio cómo estos hombres amañaron partidos del mundial”.
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Condiciones para que ocurran los arreglos de partidos, según Hill
“¿Cómo esperas que un jugador no amañe un partido cuando está casado, tiene un par de hijos, tiene que pagar el alquiler de su departamento y no le pagas su sueldo?”, se preguntó el periodista en la conversación citada con La media inglesa.
Ese es el primer factor: el incumplimiento del abono mensual a los jugadores de fútbol. Después, a un nivel macro, el esquema es amplio.
“Hay dos tipos de amaño. El primero es amaño de apuestas, vinculado al mercado asiático. Estos amañadores de partidos viajan por todo el mundo y lo que hacen básicamente es crear matrimonios de negocios internacionales. Lo que hacen es asociarse con sus contactos locales y estos amañan el partido, ya sea a través de los directivos, los entrenadores, los jugadores o los árbitros”, agregó.
El segundo tipo de arreglo ocurre en el “mercado secreto de los dueños de los clubes. En un determinado punto de la temporada muchos dueños se dan cuenta de que no pueden ascender ni descender, así que empiezan a vender puntos a los equipos que de verdad lo necesitan. Ahí tienes al sistema encontrándose con los tipos de las apuestas. Entonces los dueños de los clubes también empiezan a beneficiarse”.