En los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932, Francisco Cabañas logró la medalla de plata en el boxeo, en la categoría -50.8 kilos, y consiguió ese resultado a pesar de que en ese entonces el Comité Olímpico Mexicano apoyaba más a los deportes la esgrima y el tiro deportivo.
En ese entonces, Cabañas tuvo que juntar 500 pesos, a unos días de la salida, para pagar los gastos del viaje y el acceso a la Villa Olímpica, ya que en caso contrario el sueño olímpico se esfumaría.
“Toda una fortuna en aquellos tiempos. Yo me descorazoné totalmente. Sentí que habían sido vanos todos mis esfuerzos y muy estúpidos todos aquellos sueños de representar a mi país en esa competencia”, mencionó Cabañas.
En tanto, Chucho Nájera, uno de los que quedaron fuera del proceso, decidió debutar de inmediato en el profesionalismo e invitó a Francisco para verlo pelear.
“Fui a la arena para ver a mi amigo. Chucho ganó la pelea y como su estilo gustó tanto, la gente comenzó a arrojar dinero al cuadrilátero. Se juntaron como 80 pesos y el anunciador informó que ese dinero era para el vencedor. De inmediato Nájera pidió el micrófono para decir que ese dinero sería para mi, e incluso su promotor le dijo a la gente que se hiciera una recaudación para cumplir mi anhelo, y así esa noche salí con 120 pesos”, expresó.
Sin embargo, Francisco seguía preocupado porque le faltaban 380 pesos para juntar la cifra exacta a ir a los Olímpicos.
“Los días pasaban. Estaba muy deprimido. Casi no comía. A duras penas junté 200 pesos. Hasta que, al verme así, mi madre decidió ayudarme. Y me dio los 300 pesos, que eran todos sus ahorros y por muchos años. Llorábamos los dos cuando lo acepté. Al día siguiente entregué el dinero a las autoridades y ya estaba inscrito”, indicó.
Así, finalmente el 13 de agosto de 1932, Francisco se colgó la medalla de plata, y le dio a nuestro país la primera presea individual en una justa olímpica. Cabañas perdió la final ante el húngaro Stephan Enekes ya que el árbitro favoreció a Enekes en esa pelea, por lo que el mexicano se quedó con ese trago amargo.