Rafael Nadal avanzó a las semifinales del torneo olímpico de tenis tras vencer al brasileño Thomaz Belucci, que lo sorprendió en el primer set, pero terminó cayendo 2-6, 6-4 y 6-2.
El duelo fue una muestra de que no importa ser el 54 del mundo y estar enfrentando al medallista de oro en 2008 si tienes a todo el estadio de tu lado, las fuerzas se equilibran y se trata de ser más fuerte en lo mental.
Eso fue lo que le costó más trabajo al manacorí, fue abucheado desde que entró a la pista, luego cuando perdió su primer reto al ojo de halcón y la tribuna, pintada de amarillo se fue haciendo cada vez más ruidosa.
Durante la primera manga el juez tuvo que pedir silencio en cada punto, todos de pie, todos levantando las banderas brasileñas y soñando con una sorpresa ante el ex número uno del mundo.
Nadal lucía desconcentrado, jugando retrasado y quedandose constantemente en la red, también perdía los puntos más disputados y cometió errores no forzados en su propio perfil izquierdo. Hasta las pelotas que movía el viento parecían estar en su contra.
Pierde 6-2 con dos rompimientos del local, implulsado por su gente y la ajetreada semana que ha tenido el español, que buscaba la medalla también en dobles y dobles mixtos pero tuvo que retirarse del segundo por los retrasos por lluvia que hubieran aumentado la carga.
En el siguiente set las cosas volvieron a la normalidad, Rafa empezó a romper y a encontrar su juego, apaciguar las voces de la tribuna, que si no lo presionaban, al menos eran una distracción constante. Bellucci logró acercarlo hasta un 6-4, pero el momento era del de Baleares.
La asistencia médica tuvo que atender a Nadal luego de los tres primeros juegos del set definitivo. Le revisaron el vendaje en el tobillo izquierdo y aprovechó para tomar un respiro y regresar para romper, 3-1 que pintaba para ser definitivo.
Thomaz peleó hasta donde pudo el siguiente servicio de Rafa, que se mantuvo en lo profundo de la cancha y luego de tres intercambios en la ventaja, dejó el marcador 4-1 que fue el principio del fin.
Una medalla de cualquier metal, sería un tanque de oxígeno para él, en una temporada muy complicada y luego de haberse perdido Londres 2012 por lesión.