El río Sena, históricamente prohibido para nadadores debido a la contaminación, fue declarado apto para las pruebas de natación olímpicas por primera vez en casi un siglo. Sin embargo, la alegría fue de corta duración, pues tras la apertura oficial el 17 de julio de 2024 y una prueba femenina exitosa, problemas de salud entre los nadadores han llevado al aplazamiento de eventos masculinos en los Juegos Olímpicos de París 2024.
La ciudad de París y los organizadores olímpicos han invertido aproximadamente 1.400 millones de euros para mejorar la calidad del agua, con el objetivo de reducir la contaminación bacteriana en un 75%. A pesar de estos esfuerzos, la efectividad de las medidas sigue siendo cuestionable.
IMPACTOS EN LA SALUD
Las pruebas recientes de calidad del agua han revelado niveles alarmantes de E. Coli, exacerbados por las recientes lluvias que aumentaron la contaminación en el río. Los altos niveles de esta bacteria pueden causar enfermedades graves como diarrea, infecciones urinarias y sepsis. Además, la presencia de otras bacterias y parásitos, incluidos aquellos que causan enfermedades renales y problemas intestinales, plantean serias preocupaciones para la salud de los atletas.
La comunidad local ha expresado su descontento con el alto costo del proyecto de limpieza y la falta de resultados tangibles, por lo que han organizado protestas para expresar su frustración.