La ciudad que alberga este año el Juego de Estrellas de la NBA cuenta desde hace tiempo con la reputación de ser un lugar amigable con la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales.
En Nueva Orleáns se encuentra uno de los bares gay más antiguos del mundo. La celebración gay Southern Decadence atrae cada año a unas 200.000 personas. Escritores con orientación sexual lésbica o gay llegan acá para participar en el festival literario Saints and Sinners.
Y toda esa aceptación estará de manifiesto el fin de semana, en lo que será un argumento no tan sutil sobre la igualdad.
La ciudad de Charlotte era la sede original del Juego de Estrellas de este año. Sin embargo, la NBA decidió mudarlo a Nueva Orleáns, luego que Carolina del Norte aprobó una iniciativa que limita las libertades de la comunidad LGBT. La medida obliga a que las personas transgénero utilicen en varios lugares los baños públicos destinados para el sexo con el que se les identifica en sus actas de nacimiento.
Luisiana no ha aprobado leyes similares a la de Carolina del Norte. El gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, destacó la diversidad del estado cuando buscaba la sede del Juego de Estrellas. Dijo a la NBA que realizar el encuentro del domingo aquí dejaría claro el "compromiso de la liga con las comunidades que valoran la equidad y la inclusión".
Apenas el año pasado, Edwards emitió una orden ejecutiva que prohíbe la discriminación contra trabajadores y contratistas del estado por su orientación sexual.
"Fuimos capaces de traer acá a la NBA por un trabajo positivo a favor de la equidad, que la ciudad y el estado han venido realizando", resaltó Sarah Jane Guidry, quien lidera el Foro para la Igualdad, un grupo que defiende los derechos de la comunidad LGBT.
Guidry comentó que la orden de Edwards tuvo mayor alcance que el de medidas impulsadas por sus antecesores demócratas, al incluir a las personas transgénero. El republicano Bobby Jindal, antecesor inmediato de Edwards, no firmó esa orden.
La medida se ha estancado en medio de disputas legales, pero Guidry la considera importante.
Los activistas mencionan también que Nueva Orleáns aprobó en 1991 una orden que protege a la comunidad LGB, y la extendió en 1997 a las personas transgénero.
Kathy Bertens, presidenta de la NBA para programas de responsabilidad social, dijo que varios factores incidieron en la elección de Nueva Orleáns. El tema de la inclusión a la comunidad LGBT fue uno de éstos, así como la capacidad de la ciudad para albergar el partido con poco plazo para los preparativos, pues fue sede de dicho encuentro en 2014.
"Para nosotros es importante tener nuestro Juego de Estrellas en una ciudad que dé la bienvenida a todos nuestros participantes e invitados", indicó. La ciudad y el estado "saben cómo manejar y organizar eventos grandiosos y divertidos, donde todos son bien recibidos y donde se les trata con justicia y equidad".