El namibio Frankie Fredericks, miembro del Comité Olímpico Internacional (COI), dejó sus cargos en el organismo tras ser acusado de recibir sobornos en el proceso de elección de sede de los Juegos de 2016.
El ex atleta negó haber hecho nada reprochable, pero dimitió de su posición como presidente de la Comisión de Evaluación de Candidaturas a los Juegos de 2024, a los que aspiran París y Los Ángeles.
"Rechazo categóricamente haber estado involucrado directa o indirectamente en un comportamiento incorrecto, y afirmo que nunca he roto una ley, prescripción ética o regla en cualquier proceso electoral del COI", señaló el africano en un comunicado distribuido hoy.
Fredericks respondió así al artículo publicado por el periódico "Le Monde" sobre posibles pagos ilícitos de 1,5 millones de dólares con el que supuestamente se influyó en la votación que ganó Río de Janeiro el 9 de octubre de 2009 en Copenhague.
Según las informaciones del diario francés, en el asunto están involucrados un empresario brasileño y el hijo de Lamine Diack, ex presidente de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) y ex miembro del COI. Papa Massata Diack está en busca y captura.
"Le Monde" afirmó que según documentos de las autoridades fiscales de Estados Unidos, Papa Massata Diack transfirió el 2 de octubre de 2009, siete días antes de la votación, un importe de 299.300 dólares a una firma "offshore" de las Seychelles que al parecer tendría relación con Fredericks.
El ex velocista namibio, que ganó cuatro medallas de plata olímpicas entre 1992 y 1996, fue escrutador en aquella sesión del COI en Copenhague.