En una noche aciaga en Nueva York, el tenista australiano Nick Kyrgios fue eliminado la madrugada del miércoles por el ruso Karen Khachanov en sus primeros cuartos de final del US Open.
Kyrgios, que fue atendido por molestias en una pierna en el segundo set, perdió ante Khachanov por 7-5, 4-6, 7-5, 6-7 (3/7) y 6-4 después de tres horas y 39 minutos de partido, que concluyó a la una de la madrugada.
Tras su brillante victoria del domingo frente a Daniil Medvedev, el vigente campeón, Kyrgios era considerado uno de los candidatos al título en Flushing Meadows, donde no queda en liza ningún ganador de Grand Slam.
Manteniendo a raya su explosivo carácter, Kyrgios volvió a aplicarse a fondo en el juego pero esta vez no fue suficiente ante un rocoso Khachanov, que disputará sus primeras semifinales de Grand Slam frente al noruego Casper Ruud.
"Lo conseguí", se felicitó Khachanov bajo algunos aplausos desde la grada de la pista central, que apoyó mayoritariamente a Kyrgios.
"Gracias. Ahora me estáis dando algo de amor, lo aprecio", afirmó con ironía.
"Fue un partido loco pero esperaba que fuera así. Estoy listo para correr, luchar, jugar cinco sets. Es la única manera de ganar a Nick", reconoció el medallista de plata de los Juegos Olímpicos de Tokio.
El volcánico Kyrgios cumplió con su palabra de seguir concentrado en su periplo en el torneo, pero no dejó de dar también alguna muestra de su repertorio de excentricidades.
Raquetas estrelladas, una botella arrojada a la pista, gritos a su equipo y golpes innecesarios por debajo de las piernas fueron sucediéndose frente a un público con ganas de espectáculo.
Pero, a diferencia de tantas ocasiones, Kyrgios se arremangó y remó a contracorriente por el triunfo en una noche en la que estuvo inusualmente desacertado, con hasta 58 errores no forzados por 31 de su rival.
Nick Kyrgios, molestias y despistes
El duelo estuvo en riesgo de acabar prematuramente cuando Kyrgios, tras ceder el primer set, pidió un tiempo muerto médico para que le atendieran un problema en la pierna izquierda.
"¡No quiero jugar con esto!", gritaba adolorido hacia su palco, que le animaba a seguir.
Y Kyrgios, por primera vez en unos cuartos del US Open a sus 27 años, aguantó en pista.
El australiano se encuentra en su momento más maduro de juego y, tras llegar a su primera final de Grand Slam en julio en Wimbledon, se había declarado listo para subir el último peldaño.
Kyrgios probó la pierna en los siguientes juegos y fue asentándose de nuevo jugando desde la línea de fondo.
El australiano logró un quiebre rápido y lo defendió hasta llevarse el set y empatar el juego.
El partido se convirtió en un diluvio de aces, 31 de Kyrgios y 30 de Khachanov, y cada rotura de servicio costaba un mundo.
En la tercera manga, Kyrgios resistió dos pelotas de set pero no pudo con la tercera y entró en cólera al verse de nuevo por debajo en el marcador.
El árbitro tuvo que darle una advertencia por arrojar una botella de agua desde la silla y pedir en numerosas ocasiones al público que hubiera silencio durante el juego.
Kyrgios se desahoga con algún exabrupto pero sigue enchufado, no se despega de Khachanov y remata en el 'tiebreak' ante la euforia de la pista Arthur Ashe por llegar al último asalto.
Sin margen de error, fue Kyrgios el primero en despistarse con dos errores que permitieron a Khachanov quebrar en el primer juego.
Apertrechado detrás de su servicio, Khachanov conservó la mínima ventaja como un tesoro hasta el final, dejando al público y a Kyrgios sin el final deseado.