El deporte es una herramienta que más de una vez se ha utilizado para unificar naciones, para terminar con una guerra o para mejorar relaciones políticas.
El Ping Pong, que podría no ser considerado una disciplina de alta demanda o con muchos seguidores, sirvió para que Estados Unidos y China reabrieran su relación.
Entre 1950 y 1953 se desarrolló la Guerra de Corea, en la que China y Estados Unidos defendieron bandos distintos. Este hecho, unido al apoyo de la Unión Soviética al país asiático y la ideología política del gobierno, hizo que las relaciones entre ambos países desaparecieran, a tal grado que la visita de estadounidenses a China era denegada por defecto.
Con este panorama se disputó el Mundial de Tenis de Mesa de 1971, disputado en la ciudad japonesa de Nagoya.Allí, el jugador estadounidense Glenn Cowan perdió el autobús que debía devolverlo al hotel tras unos entrenamientos. Al verle deambulando sin encontrarlo, el equipo chino le invitó a subir al suyo.
Tras varios minutos, Zhuang Zedong se acercó a él para ofrecerle un regalo y hablaron durante la última parte del trayecto. En aquel momento, el estadounidense no tenía nada para entregar a su colega, pero después compró una camiseta con el símbolo de la paz en los colores de la bandera de su país y la frase “Let it be” y se la entregó.
En aquella época, que un estadounidense y un chino mantuvieran algún tipo de relación era inusual, así que la prensa se hizo eco de este segundo encuentro. Cuando Cowan respondió afirmativamente a la pregunta de un periodista sobre si le gustaría conocer China, la relación diplomática empezó a funcionar.
Inicialmente, el Departamento de Asuntos Exteriores del país asiático no se tomó que el equipo de Tenis de Mesa de Estados Unidos quería visitar China y rechazó la posibilidad; sin embargo, días más tarde, Mao Zedong reinició las gestiones para que la invitación se hiciera formal.
De esta forma, el 10 de abril de 1971, nueve jugadores estadounidenses de Ping-Pong, cuatro funcionarios y las esposas de dos de ellos cruzaron el puente que separaba Hong Kong de China Continental. Era la primera vez que esto ocurría desde que en 1949 se instaurase la República Popular. Durante su estancia se enfrentaron a la selección china de Tenis de Mesa en un partido amistoso y conocieron lugares míticos como la Gran Muralla o el Palacio de Verano.
En esos días, el presidente norteamericano, Richard Nixon, hizo un comunicado en el que anunció algunas medidas que buscaban mejorar la relación entre ambos países. Apenas 2 meses más tarde, Estados Unidos levantó el embargo contra China impuesto 22 años antes.
Un año después, en febrero de 1972, Nixon hizo la primera visita oficial de un mandatario estadounidense a China. Durante su estadía, en un comunicado anunció que ambos países trabajarían a partir de entonces hacia la normalización de sus relaciones.
En abril de ese año, la selección china de Tenis de Mesa visitó Estados Unidos en una gira en la que incluyeron otros países como Canadá, México y Perú, en una iniciativa por entablar relaciones con estos países a través del Ping-Pong.
Tal fue la importancia de esta Diplomacia del Ping-Pong que China intentó reproducirla con otras naciones en los siguientes años, aunque no siempre con éxito.
UNA PRÁCTICA QUE OTROS PAÍSES APLICARON
Pero no sólo China ha utilizado este deporte como herramienta de paz. En el Mundial de Tenis de Mesa de 1991, Corea presentó un equipo unificado con jugadores de Corea del Norte y del Sur. Fue la primera vez, desde la guerra entre ambos países, que se unieron bajo una misma bandera, ésta era blanca, con la península de Corea en azul, y el himno, una canción folclórica típica de la región. Ganaron un total de cuatro medallas.
El gesto más reconocido de los últimos tiempos fue durante los Juegos Olímpicos de PyeongChang 2018, cuando Corea volvió a desfilar como una única delegación, que dio pie al primer equipo unificado en la historia olímpica coreana, la selección de Hockey sobre Hielo femenina.
AVV