Fue el último en salir a la cancha, demorando un poco la ovación que el público ya contenía. La gran mayoría de la grada del estadio La Corregidora aguardaba por su retorno. Ronaldinho estaba de vuelta en casa. El audio local anunció su nombre antes del protocolo y el Himno Nacional y el brasileño levantó los brazos saludando a una afición que no le olvida. Del lado rival, también se rindieron ante la humildad de Carles Puyol y vitorearon a ídolos locales, como Jared Borgetti. Se trataba del Partido por la Paz.
No habían pasado ni cinco minutos en la cancha cuando al brasileño, con el '10' en el dorsal, ya había tirado su primer túnel, generando el aplauso de su afición. Los presentes tomaron como una fiesta un duelo con causa, que también representaba auxilio para gran parte de los damnificados que dejó el sismo del 19 de septiembre en todo México. Un par de embates por el costado derecho de Francisco Fonseca hicieron que el frío casi no se sintiera.
Rebasados los 10 minutos, una jugada en el área local propició que los representantes del cuadro europeo se fueran arriba en el marcador, gracias a in contundente remate de Fernando Meira. Desde el banquillo de las estrellas de América, Rubén Sosa y Antonio Torres Servín respondieron con el ingreso de Jared Borgetti, para tener mayor referencia en el área enemiga. El marcador era lo de menos, como lo dijo Puyol horas antes, pero aún así se entregaban al máximo.
El cierre del primer tiempo fue un concierto del brasileño: Ronaldinho cobraba los tiros libres, los tiros de esquina y daba instrucciones para que el ataque se acomodara de manera que fuera más productivo. El descanso brindó show de todo tipo, desde una propuesta de matrimonio aceptada, hasta expertos en dominadas y mariachis. Ambiente festivo, aunque el frío aumentaba.
Pese a los reiterados intentos de Dinho y compañía, el marcador se mantenía idéntico que al principio, con ventaja para los europeos... En cuestión de segundos, justo cuando la gente comenzaba a apretar apareció la magia. El brasileño llegó a los linderos del área enemiga y desde ahí sacó un disparo bombeado que terminó al fondo de las redes enemigas. Instantes después, el brasileño fabricó otra pincelada, que acabó en servicio para Marco Antonio Figueroa, que marcó el segundo para los de casa. Sergio Pachón equipararía el electrónico.
Con el resultado igualado y una exhibición como la de hace un par de años, Ronaldinho abandonó el terreno de juego, en medio de aplausos y ovaciones. El brasileño levantó nuevamente las manos y se llevó una de ellas al pecho, del lado del corazón. Todo se definiría desde el manchón penal, para que se entregara un trofeo conmemorativo al ganador. Felipe Ramos Rizo marcaba la distancia adecuada desde los once pasos.
Con un 5-4 definido en muerte súbita desde los tiros de castigo, la legión del continente americano se llevó la noche, mención aparte la actuación de Ronaldinho, que regresó a casa para ser abrazado por el recuerdo y la nostalgia, y lo hizo por una inmejorable causa, la de aportar para los damnificados por el 19S. Una vez más, Dinho fue la sensación y acaparó los reflectores.