Reforzar la punta de ataque con un 9 clásico, con un delantero con capacidad para jugar de espaldas y cazar cualquier balón que pueda pasearse por el área. Ése es el gran objetivo que se ha marcado el Chelsea de cara a las poco menos de dos semanas que nos separan del cierre del mercado invernal.
En principio, los blues habían identificado al inglés Andy Carroll como el mejor candidato, pero tras constatar que el futbolista del West Ham United ha sufrido una lesión que podría dejarle hasta cuatro meses en el dique seco, la directiva londinense ha optado por estudiar otras alternativas.
Y entre ellas, aunque parezca mentira, figura uno de los jugadores más llamativos y experimentados de la Premier League, el también británico Peter Crouch. El espigado punta, que cumplirá 37 años el próximo 30 de enero, parece resultar del completo agrado de Antonio Conte, técnico que está casi desesperado por encontrar un ariete con un perfil completamente opuesto al de Álvaro Morata y Michy Batshuayi.
Aunque el fichaje podría tener cierto sentido por su bajo coste y el hecho de que se trata de un jugador que aceptaría sin dudarlo un rol secundario y un contrato de corta duración que no comprometería el futuro de la entidad, cuesta creer que el Esparrago, autor de apenas 4 goles en los 21 partidos oficiales que ha disputado este curso con el Stoke City, pueda solventar los evidentes problemas ofensivos que arrastran los de Stamford Bridge.