Templada tarde en la que se conmemoró el 101 Aniversario de la Constitución Mexicana, promulgada en esta ciudad, el festejo inició con un lujoso y vistoso homenaje militar con honores al lábaro patrio y un sentido minuto de aplausos por el reciente deceso del gran ganadero de Barralva, don Luis Álvarez Bilbao.
Juego del ganado: Casi todos de Barralva, con excepción del segundo y quinto que fueron de Montecristo y el octavo de Marrón. 1° Serrado. Brioso nunca entendido por el rejoneador 2° Débil que se acabó pronto. 3° Manso, visiblemente lastimado de las manos. 4° Fijo, obediente y débil. 5° Fijo e incierto 6° Se dejó torear 7° Obediente que se rajó. 8° Para rejones también serrado que resultó bueno y pronto. Premiado con la vuelta al ruedo 9° De regalo, un bravo que pidió el carnet.
Abrió plaza uno de Barralva para el rejoneador local Santiago Zendejas, vestido a la usanza charra andaluza de marino y plata. Tuvo una actuación muy deficiente, solo cabe destacar su buena monta y un par de banderillas. Con los aceros estuvo muy mal. Se salió por su cuenta al tercio para escuchar pitos.
Ante el octavo, un toro de Marrón que le apretaba, se vio acertado aunque muy acelerado, pues pocas veces logró estar por encima de su enemigo. Llegó hasta realizar la suerte del teléfono con la entrega del ya escaso público en la plaza. Mató de entera trasera caída y el Juez le regaló dos orejas. No cabe duda que en esta plaza no importa la colocación de la estocada, sino solo si entra completa o no.
El primer espada, el madrileño Julián López El Juli, ataviado de marino y plata, sacó agua de una piedra. El toro tenía fondo, pero poco brío y Julián lo entendió. Mató de entera un pelín trasera y el toro no tardó en doblar. Petición de oreja atinadamente no concedida. Saludó en el tercio.
Ante su segundo se tardó mucho en comprenderlo. Hizo una faena totalmente derechista que mereció reconocimiento. Desafortunadamente pinchó en varias ocasiones y fue certero con la espada corta. Salió a regañadientes al tercio y se mostrado muy contrariado por haber pinchado.
El segundo espada de a pie fue el tlaxcalteca Sergio Flores, vestido de marino y oro, todos nos dimos cuenta que el toro estaba lastimado menos el Juez. No lo devolvió y el toro decidió echarse en la mitad de ruedo. Minutos después se levantó entre el desconcierto popular y la bronca del público al Juez. Al menos, Sergio se vio efectivo con el acero.
Con el sexto, Flores se vio complaciente con el público; no precisamente elegante aunque si poderoso. Mató de pinchazo y media en buen sitio y fue certero con el descabello. Se retiró en silencio. Sintió la necesidad de regalar un toro pero le tocó la rifa del tigre. Un animal complicado que le exigió sitio y el carnet de torero. Lo mató de media, pinchazo y entera, sin antes corretear penosamente al puntillero que resultó herido. Se retiró en silencio.
El matador peruano, Andrés Roca Rey en su primero se vio pulcro y sin realizar manifestaciones de alardeando su valor, ni cambiados por la espada. Mató de tres cuartos de espada en buen sitio y le concedieron una oreja que paseó con decoro.
Ante el séptimo. Andy inició con pases de largo cambiados por la espalda. Después volvió a verse aseado en su toreo por abajo hasta que el toro se rajó. Mató de estocada tres cuartos trasera y necesitó del uso de la espada corta. El blando juez le regalo una oreja.
Kilométrica tarde previa a las dos corridas seguidas que a partir de mañana celebrará la Monumental México en su Aniversario LXXII. Feliz aniversario querida setentona.