Andre Agassi conservaba en el cajón de sus recuerdos un récord que pensó que nunca nadie podía arrebatarle. En 2003, con 33 años y 133 días, se convirtió en el tenista de mayor edad en alcanzar el número 1 del ranking de la ATP. Ese curioso pergamino se lo arrancó este viernes Roger Federer, que con 36 años y 195 días se transformó en el mejor tenista con más edad de la historia.
Tenía motivos para ilusionarse. En los cuartos de final del ATP 500 debía conseguir el triunfo frente al local Robin Haase, quien había perdido sus dos enfrentamientos previo con Federer.
El suizo se vio sorprendido por Haase en el primer set. El holandés estuvo letal con su servicio (5 directos y un 66 por ciento de primeros frente a 1 y 42), rompió el saque de su rival en el noveno juego y cerró el juego en 34 minutos.
La reacción de Federer no se hizo esperar. Mejoró notablemente su porcentaje de primeros saques hasta un 70 y en sólo ocho minutos se puso 3-0 por delante en el segundo set, concedió el cuarto juego a su adversario y lo liquidó en 20 minutos (6-1).
La racha del suizo se prolongó en el segundo set. Sacó distancia rápidamente (2-0) y el holandés se entregó. La brecha aumentó a 4-0 y sólo entonces Federer se relajó, para rematar el partido con otro parcial de 6-1.
Tras levantar su vigésimo título del Grand Slam en enero en Australia, el 96 de su carrera en total, el lunes volverá al número 1 del ranking, ese puesto que alcanzó por primera vez hace más de 14 años, el 2 de febrero de 2004.
Ya nadie se acuerda de aquellas lesiones que lo hicieron caer en el ranking y generaron presagios apresurados sobre su futuro. Roger Federer está de vuelta. Y regresó a la cima del ranking mundial por primera vez desde 2012.
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