El anuncio de Andrés Roca Rey, en la segunda corrida del 2018, provocó una entrada de más de tres cuartos en los tendidos numerados, de la plaza Nuevo Progreso. Sin embargo, el que salió con el reconocimiento de la afición fue Sergio Flores, tras su sólida faena al primero de la tarde.
Se lidió un encierro de impecable presencia de la ganadería de Barralva, encierro que saltó al ruedo con divisa en color negro, (sustituyendo sus colores tradicionales, azul celeste, amarillo canario y rosa), como homenaje al ganadero fundador de la dehesa queretana, Luis Álvarez Bilbao, fallecido el pasado 22 de enero.
Sergio Flores, con el abre plaza dejó en claro que corrida tras corrida afina su toreo, se vio con recursos y valor disfrutando su quehacer taurino. A Comadroso, que sembró el pánico en el ruedo al empitonar a un caballo hundiéndole el cuerno hasta la cepa, le realizó un ajustado quite de tafalleras combinadas con chicuelinas. Con la muleta un templado trasteó fincado por el lado derecho, puso al público de pie. Su oponente no fue nada fácil, se palpaba peligro, y el silencio inundaba la plaza cuando presentaba la muleta a su oponente. Mató de una entera de efectos rápidos cortando una oreja de ley.
Con el débil que complementó su lote, poco había por hacer y abrevió.
Lo mejor de Andrés Roca Rey, vino con el quinto de la tarde, un toro con mayor movilidad que su primero, y con el cual realizó el trasteó que se esperaba, es decir, pasándose al toro muy cerca. Mató mal de una entera caída y aun así fue premiado con vuelta al ruedo.
Con su primero, que se quedaba a medio viaje y le costaba repetir las embestidas, se retiró al burladero en silencio. Cabe resaltar el soberbio puyazo del picador español, Sergio Molina, puyazo prendiendo a Clavellino, en todo lo alto, antes de llegar al peto, y aguantando la reunión aun estando el caballo prácticamente a punto de caer. Sin duda, uno de los mejores puyazos de los últimos años.
Luis David Adame, también tocó pelo, al cortarle una oreja a su primero tras una faena llena de enjundia. Con el que cerró la tarde, un toro incierto y espión, lo lidió sin lucimiento escuchando protestas de un sector del público.
GPE