Anita Montenegro, como madre, es la principal motivadora de Richard Carapaz, quien a los 15 años ya despuntó en el ciclismo, pero su floreciente carrera estuvo cerca de truncarse por la muerte de su entrenador Juan Carlos Rosero, pero un sueño cambió su historia.
¿Cómo fue el apoyo para que Richard llegue al ciclismo?
Siempre lo apoyamos emocionalmente, sobre todo, porque económicamente no tuvimos facilidades. El ánimo siempre ha estado presente, le he dicho que siga hasta cuando tenga fuerzas.
¿Cómo fueron sus inicios?
En el colegio había llegado el profesor Rosero para invitar a los chicos al ciclismo. Una tarde me dijo que lo había inscrito y que debía comprarle un uniforme que empezaba a entrenar, así fue.
¿Cuánto incidió Rosero en su formación?
Era muy apegado, le aconsejaba bastante, pero su muerte (2013) le afectó mucho. Capaz que me retiro, me da mucha pena, dijo, ya no quería entrenar pero un tiempo después lo había soñado y le había dicho que con esa actitud no va a llegar a ninguna parte, que siga entrenando, eso le motivó y volvió a entrenar.
¿Qué recuerda de las primeras experiencias de Richard en el ciclismo?
La impresión que le dejaron unos rusos que corrieron una Clásica en Tulcán, los vio en el ascenso al Guagua Negro, eso le motivó para seguir en su especialidad. Ganó esa prueba, y eso le cambió todo.
¿Cómo vivió el momento de verlo ganar el sábado?
Verlo ganar en tierras europeas es un sentimiento que no puedo expresar. Es lo que él siempre soñó. (D)