El Chelsea está trabajando en dos frentes que den el pistoletazo de salida al club en el mercado. Los blues permanecen atados de pies y manos para configurar su plantilla si todavía desconocen quién será el inquilino de su banquillo la próxima temporada. Sobre el hombre escogido no hay dudas. El puesto es para Maurizio Sarri, pero todavía faltan detalles para cerrar su llegada.
Por un lado, su finiquito con el Nápoles, que deberá ser abonado íntegramente por el Chelsea y que rondaría los 5 M€. Y, por otro lado, y como recapitula The Sun, la situación de Antonio Conte, a quien los ingleses deben pagar su despido y con el que habrían entablando unas negociaciones para que su salida se realice de la manera más amistosa posible entre las partes, y también más beneficiosa para las cuentas de los blues.
Una vez que la salida de Conte se lleve a cabo, Sarri podrá dejar sus maletas en Londres y echar a rodar en su nueva aventura. Una a la que llegaría con muchísimo trabajo por hacer ante la lentitud que ha llevado el proceso de nombramiento de nuevo técnico y donde suena un futbolista para erguirse, con vistas al futuro, en uno de los nombres de referencia de la entidad londinense.
En concreto, la llegada del entrenador italiano vendría con una carta bajo el brazo desde Rusia, donde la figura de Aleksandr Golovin es el gran capricho que los blues quieren darse este verano. El jugador está demostrando que tiene condiciones para rendir a primer nivel en la cita mundialista, y a sus 22 años puede dar el salto a un grande de Europa. El Chelsea, de la mano de Roman Abramovich, le tiende la mano, y se espera que el acuerdo se alcance a cambio de 30 M€.