El delantero holandés, de ascendencia guineana, se dirigió a las butacas desde la que procedían los insultos para celebrarlo, abrió los brazos y se puso las manos en las orejas, entre los pitidos del público.
Sus compañeros se lo llevaron a los pocos segundos, pues cayeron algunos objetos desde la grada, y luego Mendes se llevó el dedo índice a la boca, haciendo como que mandaba a callar.
Minutos antes, el árbitro Laurens Gerrets detuvo temporalmente el encuentro y mandó a los futbolistas al túnel de vestuarios debido a los cánticos racistas, mientras los jugadores del Excelsior Rotterdam consolaban a su compañero, visiblemente afectado.
El encuentro se reanudó porque el Excelsior lo pidió expresamente, dijo el propio árbitro a la cadena holandesa “Fox Sports”.
El tanto de Mendes Moreira supuso el 1-2 para los visitantes y el encuentro terminó con un empate a tres goles.
El conjunto local pidió disculpas después en un comunicado y dijo que emprenderá acciones contra los aficionados implicados en el incidente.
Horas antes del partido se produjeron momentos de tensión en Den Bosh, pues hooligans del equipo local buscaron confrontarse contra un grupo de manifestantes que había convocado una protesta contra el racismo.