Jamás podría conciliar mi sueño sin haber escrito sobre tan incondicionales amigos en la esfera del deporte, que han sido llamados por el Supremo Señor para estar juntos en su nueva morada. Cuando el Hacedor elige, nosotros debemos obedecer sus órdenes/pedidos para que almas y espíritu descansen en paz.
“Amigo” es una palabra profunda y lo es más aún en el ayer, y para quienes la valoramos como herencia es una palabra mayor, que simboliza sinceridad. Hoy, con las disculpas del caso, aquella palabra está distante. Ellos sí eran leales/sinceros e incondicionales.
Cómo voy a olvidar a Washington Rivadeneira, caricaturista deportivo de nuestro Diario EL UNIVERSO, por décadas. Era todo un personaje creativo y los lectores esperaban su originalidad en cada postal; además, el hincha fiel a su equipo admiraba la calidez humana e imaginación/ingenio de River y aceptaba sus dibujos que retrataban sucesos deportivos con humor/aliento según la posición en la tabla de cada club.
Cómo voy a olvidar a René Secaira, abogado de élite; un señor en su despacho y por demás vertical en sus actos. Era un profesional que no le metía la mano al bolsillo del cliente, genial para la defensa y sobresalía su honorabilidad humana. Como deportista, en el terreno de juego era un líder y jamás renunció a la victoria; cómo no recordarlo en los sábados futbolísticos en el colegio Vicente Rocafuerte.
Cómo voy a olvidar a Alberto Pellacini, un temperamental jugador y líder con imagen de gladiador en la línea defensiva. Argentino de nacimiento, pero con alma de ecuatoriano, fue mi discípulo cuando actuaba por ese glorioso cuadro del 9 de Octubre. Un señor dentro y fuera del gramado.
Paz para River, René y Alberto. Dios conversará a diario con ustedes… (O)
