Si alguna vez has sentido un 'agujero en el estómago', es posible tu estómago esté pidiendo comida de forma necesitada, aparentemente ¿Qué dice la ciencia sobre esta explicación y por qué el tener hambre nos hace enfadarnos? Descubre más sobre esta interrogante y sobre qué otras sensaciones y emociones nos sobreviene con el apetito.
¿Por qué nos enfadamos cuando tenemos hambre?
Nos volvemos irritables o nos enfadamos cuando tenemos hambre dado que nuestro cuerpo se pone modo 'búsqueda de comida'. Ello en sí mismo no puede significar mucho, pero realmente reduce nuestro nivel de glucosa den sangre, lo que produce esa sensación reactiva en nosotros. Si no es controlada, puede librar de más las hormonas del estrés: el cortisol y en menor medida la adrenalina.
Dado que la glucosa es la fuente de energía de nuestros cerebros, nuestro cuerpo entra en un modo de 'ahorro de energía', hasta el momento de volver a ingerir alimentos: la ira, el descontrol, el estrés, el enfado por no tener al instante lo que uno requiere, son sensaciones que suben a flote.
De hecho, según el ritmo de vida actual, psicológicamente estamos adaptados para que mientras más azúcar ingiramos, más felicidad obtendremos. A través de esta premisa, investigadores de la Universidad de Carolina del Norte estudiaron a 400 personas bajo este fin: relacionando al hambre con las emociones.
Según la revista Emotion, a las personas encuestadas se les mantuvo hambrientos y se les sometió a cuestionarios autorreflexivos junto a imágenes diseñadas para inducir sentimientos negativos, positivos, o neutrales: La mayoría tuvo interpretaciones negativas sobre lo consulado e incluso si se le mostraba imágenes sin connotación importante.
¿Cómo evitar sentirnos enojados al tener hambre?
Primero, necesitamos hacernos consientes del hambre psicológica que nos induce a creer que debemos comer constantemente, más de 3 veces al día o y junto a comida chatarra, especialmente para las personas que buscan la satisfacción instantánea de ingerir a todo hora alimentos.
Así mismo, la necesidad de hambre puede estar sometido a altas demandas de esfuerzo físicos como mentales, sin embargo, esto último puede estar engañado a tu cuerpo a ingerir comida sin que realmente lo necesite, invitando a la obesidad y o el mal equilibrio nutricional en ti. Es una cuestión psicológica y de buenos hábitos alimenticios.