El partido arrancaba soso, como en el sueño propio de la mañana, con ambos equipos más patinando sobre la cancha húmeda que jugando con certezas.
Pero a la media hora se cansó el local y se fue de frente contra el arco de Montero, con un premio que tuvo gran mérito: a los 33 minutos, Cataño perdió la pelota en la banda y Jaramillo se avivó, levantó la cara y ubicó a Garcés y este metió un riflazo, directo al palo izquierdo de Montero, inatajable. Gran definición.
Plan maestro de Millonarios: así remontó, con lujo, contra Envigado