Una de las cosas que más ha dado de qué hablar es la seña que el nadador Santo Condorelli hace a su padre antes de iniciar una competición: lo busca en el graderío para enseñarle su dedo medio y es correspondido con el mismo ademán.
Sin embargo, el canadiense de 21 años no realiza este gesto con un fin obsceno o con el fin de insultar a su padre, sino como una señal para aumentar la confianza en sí mismo y reducir el estrés.
La historia de esta singular señal surgió cuando tenía ocho años y perdía ante rivales de mayor edad. Ante la frustración que sentía su hijo por estas derrotas, su padre habló con él para motivarlo y crear un vínculo personal para todas sus competencias.
Le dijo: “Tienes que confiar en ti mismo y demostrar a los demás que estás compitiendo. Dale esta señal al mundo. Cuando compitas, enséñame el dedo medio y yo te lo devolveré”.
El uso normal de esta seña le ha provocado problemas en su carrera más de una vez, al grado que tuvo que pedir disculpas mientras participaba en un torneo infantil al ser detectado por una cámara mientras realizaba el gesto.
Ahora, esta seña se ha vuelto en una marca personal del canadiense al grado que sus fanáticos lo imitan cuando se toman una fotografía con él, al grado que hasta el momento la organización no ha tenido problemas con esto al conocer la historia familiar de este ademán.
Condorelli se encuentra a la espera de competir la semifinal de los 100 metros de mariposa, donde Michael Phelps se encuentra en la otra llave, y poder aspirar a luchar por un lugar en el podio.