Los gritos de cientos de personas, decenas de globos, música de mariachi y lágrimas de satisfacción fue lo que se vivió en el recibimiento a Germán Sánchez.
Después de colgarse la plata olímpica en Río 2016, el clavadista tapatío volvió este lunes a Guadalajara y a su llegada acudieron su familia, amigos y los clavadistas infantiles del Code Jalisco, mismos que ven en el “Duva” a un ídolo.
Fue alrededor de las 15:30 horas cuando Sánchez Sánchez apareció en las puertas del aeropuerto y con su llegada arrancaron las porras y la música. Fiel a su manera de ser expresiva, el saltarín jalisciense se llevó las manos al rostro y las lágrimas aparecieron en sus ojos ante la muestra de afecto.
Con flores en las manos, su medalla pegada al pecho y un poco más tranquilo, Germán aprovechó para agradecer a los que siempre confiaron en él a pesar de los momento difíciles que tuvo que pasar durante su camino al podio de Río.
“Para mí hay cosas mayores que una medalla olímpica, para mí dejarles un ejemplo a mis compañeros vale más que un metal. La única diferencia es que el 20 de agosto tuve un excelente día, pero no soy diferente. Me acuerdo de cuando no me salían las cosas y todos me decía que podía hacerlo y que no me rindiera. Mis compañeros me decían que podía hacerlo y no se equivocaron”.
Luego de su mensaje, el clavadista subió al autobús que lo llevó por la ciudad en su regreso triunfal. Las lesiones dejaron de doler, los malos tragos del pasado perdieron su sabor. Todo fue felicidad para el único medallista de Jalisco en Río 2016.
GPE