La Copa es un torneo que le ajusta a América, las Águilas van camino a la Final, con la posibilidad de que en la siguiente ronda pueda enfrentarse a Chivas, siempre y cuando el Rebaño derrote a Alebrijes. Si eso ocurre, la importancia y la trascendencia será mayor y tendrá un valor añadido. Hasta hoy, el conjunto azulcrema ha logrado registros positivos; venció con un poco de apremio a Jaguares de Chiapas por 3-2.
El juego de cuartos de final pasó de ser un encuentro sereno para América a uno en el que pasó momentos de apuro, lo ganó porque tuvo un poco de mejor pedigrí que su adversario, triunfó con lo justo, porque el conjunto americanista cuando tuvo la ventaja no fue un equipo avasallador, está lejos de serlo, avanza paulatinamente y le han acompañado los resultados. No más, pero debe empezar a dar pasos más firmes hacia la consolidación de la idea que Ricardo La Volpe pretende.
Como sea, las Águilas no se podían permitir un relax, en estos momentos y en partidos de eliminación directa, el fondo se ha priorizado a las formas; sin embargo, Chiapas no fue una escuadra que le diera un valor serio a la Copa, no lo hizo desde el hecho de no traer a varios jugadores titulares, cuando eso ocurre no hay mayor explicación que la competición parecía más un estorbo en el cuadro chiapaneco que un certamen que motivara.
En América se le ha valorado desde el inicio; por ello, el equipo que lo ha jugado ha estado compuesto por una mayoría de titulares. La Volpe hizo un par de ajustes, le dio descanso a algunos elementos y la oportunidad de mostrarse a otros. Controló el partido porque su empaque fue más alto que el de su adversario, pero aún hay muchas cosas por pulir.
El partido se inclinó muy pronto a favor de las Águilas, apenas en los albores del juego, William recuperó una pelota en el centro del campo, se acompañó con Michael Arroyo y el ecuatoriano hizo su típica jugada, sacó provechó de un resbalón de su marcador, bicicleta, velocidad y tiro fuerte con la zurda para abrir el marcador.
A los seis minutos, la historia iba camino a consumarse, porque Jaguares apenas y dio oposición, solo tuvo un par de aproximaciones que no inquietaron. De ahí en fuera nada más que contar de ellos. Pero tampoco es que América apabullara, tenía el balón y manejaba las revoluciones a baja velocidad y hubo lapsos en los que sus asociaciones tampoco tenían la fluidez necesaria, balones a destiempo o a otro sitio donde lo esperaba el receptor. Tiene que trabajar más es la firmeza de su acompañamiento.
Tuvo un par de acciones para lograr el segundo gol, pero no decidió bien en la zona final, aunado a que sus laterales (Burón y Mares) tampoco atinaron en los centros. Fue en la anticipación donde encontró su punto más fuerte. Pablo Aguilar recuperó una pelota y habilitó a Sambueza, el mediocampista definió con la zurda y amortiguó el pase a semifinales.
No se aceleró América, pero tampoco lo hizo Chiapas, que se fue al vestidor un tanto resignado, hasta que en el segundo tiempo mostró un poco más de interés y orgullo, dio unos pasos adelante y aprovechó que las Águilas se lo estaban tomando con calma.
El árbitro, Eduardo Galván, marcó un penal por una mano de Osmar Mares, los chiapanecos tenían la oportunidad de meterse al juego y Vanderley Dias acertó en el cobro. Estaba en América despertar y evitar cualquier sobresalto, los nervios volvieron a un estado de alerta en los azulcrema, que fueron en busca del tercero, pero con sus reservas en defensa, porque Chiapas también se la jugaba a una bala.
Parecía que América lo sentenciaba con un cabezazo de Paolo Goltz en el cobro de un tiro libre, pero unos minutos después Adrián Marín volvió a poner el juego en el mismo escenario, pero las Águilas lo controlaron y enfriaron cualquier posible reacción chiapaneca. América va camino a la Final de la Copa, la escala previa puede ser nada menos que un Clásico Nacional.
SGF