La plaza Nuevo Progreso se engalanó con una gran entrada que llenó los tendidos numerados para presenciar la despedida de Eulalio López Zotoluco, así como la actuación de Joselito Adame y Andrés Roca Rey, dos de los jóvenes con mayor cartel en la actualidad.
La tarde transcurrió sin grandes emociones, cierto es que Joselito Adame logró cortar una oreja a su primer toro, producto de una faena pulcra, técnicamente bien lograda, pero que tampoco alcanzó grandes notas de emoción. Y es que el encierro de toros de Campo Hermoso y de San Isidro impidió que hasta el quinto toro se lograra la corrida que todos esperaban.
Sin embargo, el sexto de la tarde correspondió a Villa Carmela, con lo cual también cambió el derrotero de la tarde. Roca Rey volvió a tener una actuación suicida, como la de aquellos kamikazes de la Segunda Guerra Mundial. Siempre en el sitio del peligro, el peruano se arriesga al punto de la insensatez. Con la capa logró un escalofriante quite combinado por saltilleras y gaoneras. Con la muleta comenzó su labor con un cambiado por la espalda en un terreno demasiado corto, por lo que el toro le propinó una espectacular voltereta. Una faena llena de valor, pero también de detalles de clase, le valieron para cortar una oreja.
Ante ese panorama, el mexicano Joselito Adame decidió regalar otro toro de Villa Carmela, con el realizó lo que tal vez se pueda calificar como su mejor faena en Guadalajara. Desde el capote, Adame se dio gusto con verónicas cargando la suerte y desmayando los brazos. Pero el plato fuerte llegó en el último tercio. Joselito descubrió que el astado de Villa Carmela iba hasta donde lo mandara con el engaño, y fue precisamente lo que hizo Joselito, para cuajar tandas tanto por el lado izquierdo como por el derecho. Con mucho reposo, Adame logró tandas completas y bien rematadas para la locura de los asistentes. Solo que tanta felicidad no podía ser cierta, y justo cuando se masticaba en el ambiente un triunfo de grandes dimensiones, Joselito tuvo el mal tino de dejar una estocada infame, que le privó de cualquier posibilidad de premio.
La peor suerte con los toros la tuvo el Zotoluco, quien a pesar de en todo momento contar con el cariño del público, no tuvo enemigos a modo, por lo que tuvo que conformarse sólo con una gran ovación como despedida del coso tapatío.
MC