La Copa del Mundo Sub 17 que organizó y ganó México en 2011 dejó un puñado de jóvenes promesas por consolidar a futuro… Aquel equipo que dirigía Raúl Gutiérrez desplegaba un futbol eficaz, sin tantos recursos técnicos, pero rápidos y contundentes en el área enemiga. De aquella camada destacaba como goleador Carlos Fierro, pieza fundamental de aquel triunfo, que con 4 dianas ayudó a la conquista del torneo. Parecía que la proyección y el futuro le colocarían lejos de la Liga Mx.
Sin embargo, el debut en el máximo circuito a los 17 años, y quizás las escasas oportunidades que llegó a tener en su posición original (delantero centro), mermaron toda posibilidad de evolución; por el contrario, pese a no dejar de ser un joven con condiciones, en Chivas, su club, los minutos se fueron reduciendo conforme avanzaban los años, alejando, así como él dentro del terreno de juego de los goles. Fierro guardaba en sí una promesa, algo superior a toda adversidad, que le mantenía luchando.
Más allá de las cualidades con el balón en los pies, si algo ha caracterizado a Carlos Fierro es la persistencia, misma que después de un año cedido al Querétaro, le ha permitido recobrar el tiempo perdido y ahora, abrirse paso en el once titular del Rebaño: “Volví para ganarme un puesto”, dijo hace unos meses, a su retorno, y prueba de ello han sido sus actuaciones recientes. Contra Monterrey propició el penal que le dio al equipo el pase a la Final, en Copa; en Liga, consiguió el gol, frente a Puebla, de un valioso triunfo.
El temple y la madurez de Carlos, un chico humilde, tiene una razón de ser, que va más allá de la cancha y que por ahora le ha inspirado para ofrecer su mejor versión… A pocos días de haber conseguido la gloria con la selección Sub 17, no había pasado ni un mes, cuando las complicaciones de un cáncer pulmonar le arrebataba la vida a Gustavo, hermano de Carlos cinco años mayor: “Fue lo más complicado que me tocó vivir, soñábamos con jugar juntos en Chivas; me tocó disputar partidos de Tercera División con él. Ahora tengo un ángel en el cielo y sé que está conmigo entrenamiento, en cada juego”, dijo para TDN hace unos meses.
Gustavo le inculcó de niño a Carlos el amor por un deporte que hoy le ha convertido en profesional, mientras que la pérdida de su hermano, al ahora reconvertido volante, le hizo valorar aún más su presente. Ahora, más que nunca, Fierro le recuerda cada que puede. Contra Puebla, después del tercer gol de Chivas y de que lo celebrara al máximo con la afición y compañeros, miró al cielo, algo dijo y levantó los índices. La anotación, el triunfo y su momento tienen dedicatoria.
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