Dicen que la mancha de la mora con otra verde se quita. El Estrella Roja de Belgrado, que repite participación en la Euroliga, ha decidido aliviar la pérdida de su gigante Boban Marjanovic, que ha volado a San Antonio (recuerden, 2,22 metros), con la contratación de otro gigante de un físico igual de singular: el griego Sofoklis Schortsanitis (Big Sofo o Baby Shaq, como le apodó un compañero, Tony Farmer, cuando tenía aún 16 años por su enorme fortaleza).
Sofo no es una torre como Marjanovic (mide 2,06 calzado), pero es el pívot más ancho a este lado del Atlántico. Su peso sube y baja, aunque la báscula siempre marca por encima de los 150 kilos. Bastante por encima. Quizá nunca alcance ya el listón en las nubes que muchos intuyeron que rebasaría —ha cumplido 30 años—, pero verle sobre el parqué resulta un espectáculo. Da igual que solo aguante unos quince minutos de acción.
Resulta imparable en el uno contra uno sin ayudas y es capaz de desplazar a dos y tres defensores a la vez. Solo una agilidad y coordinación propia de un gran atleta le permite mover un cuerpo de semejante volumen. En ejercicios de calentamiento alza el balón con las dos manos a una altura de dos metros y medio y logra tocarlo con una de sus piernas sin moverse del sitio.
Todo eso, y también un carácter diferente, que exige de los que le rodean una motivación continúa y mucha paciencia, ha fichado el equipo serbio. Adiós, Marjanovic; hola, Sofo.
Schortsanitis, hijo de una camerunesa y de un ingeniero griego, creció en Kavala, un pueblo costero del norte de Grecia, y llega a Belgrado procedente del Maccabi, quizá el equipo donde más estabilidad ha encontrado, sobre todo a las órdenes de David Blatt (ahora técnico de los Cavaliers). Él fue quien mejor le comprendió y le guió.
En Tel Aviv ha pasado cuatro de los últimos cinco cursos y ganó el título de la Euroliga en 2014 frente al Madrid. La pasada campaña promedió 6,7 puntos en 26 encuentros. Sin embargo, su rendimiento se mide mejor atendiendo al tiempo que pasa en pista. Aportación exprés. Ahí se convierte en el pívot más anotador de la historia de la Euroliga con una media de 23,2 puntos cada 40 minutos disputados. Y el cuarto mejor de siempre incluyendo todas las posiciones (por delante, Alphonso Ford, Liadelis y Macijauskas).
Creció en el Iraklis Salónica, le draftearon los Clippers (puesto 34 en 2003), se marchó al Cantú, pasó por el Aris, el Olympiacos, el Maccabi, el Panathinaikos, otra vez el Maccabi y ahora aterriza en el Estrella Roja. Cuenta además con una buena y, a la vez, intermitente trayectoria en la selección griega, donde logró la plata mundial en Saitama 2006 tras ejercer de factor sorpresa en las semifinales para abatir a Estados Unidos. Tenía 21 años, desde entonces nadie lo ha vuelto a conseguir en un gran torneo.Grande, Sofo.