Querido por propios, criticado por otros, César Salinas, presidente de la Federación Boliviana de Fútbol, tenía al menos un blasón para mostrar: llegó rico al fútbol, no necesitaba de él. Su vida se apagó apenas a los 58 años: sucumbió al coronavirus. Sorprendió a todos; más que eso, impactó. Bolivia deberá encontrar ahora un líder a la altura de ese cargo y no es fácil, no hay clase dirigente en el mundo. Lo mejor que puede decirse de Salinas es que fue un hombre humilde y que su fortuna la hizo con su empresa. Es la visión unánime en La Paz. Tenía el sueño de devolver a la Verde a un Mundial y construir un centro de entrenamiento para el equipo nacional. Su deceso no sólo entristece, también complica al fútbol boliviano, que llamará cuanto antes a elecciones y quién sabe si seguirá el técnico de la selección, César Farías. El venezolano era el preferido de Salinas, que lo tuvo en The Strongest, mas no de gran parte de la dirigencia.
En Argentina, Claudio Tapia, reelegido en la más veloz e inadvertida asamblea de la historia en pleno coronavirus, fue denunciado por el periodista de política Jorge Lanata de hacer 23 viajes a Europa en vuelos privados costeados por la AFA, con bellas modelos a bordo, y con alguna escala en Cabo Verde, un paraíso, natural y fiscal. Tapia no desmintió, guardó silencio. Luego agregaron que, mientras AFA pagaba esas facturas, estimadas por los investigadores de Lanata en 1 200 000 dólares, el Gobierno solventa parte del sueldo de los empleados durante la pandemia. El fútbol argentino, una oveja negra a nivel conductivo, no se destaca por el orden y la pulcritud de procedimientos. Y viene de una hecatombe cercana, con intervención de la FIFA incluida. Tapia, dicen los cronistas que frecuentan la AFA, es un juguete en el partido que se disputan Boca y River por el poder.
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Chile buscará el próximo jueves 30 su cuarto presidente de asociación tras la caída de Sergio Jadue, el personaje más increíble que este cronista haya conocido jamás en esta actividad. Jadue, suspendido de por vida por la FIFA y bajo custodia del FBI en Miami, fue sustituido por Jaime Baeza, Arturo Salah y Sebastián Moreno. Este último renunció en mayo y, de momento, la ANFP está acéfala. “Entre los dos aspirantes al sillón, uno es “de los representantes”, nos dice Danilo Díaz, formidable periodista chileno. ¿Cómo de los representantes?, preguntamos. “De los representantes de jugadores. Varios de ellos son dueños de clubes y quieren llegar a manejar la asociación”, responde. Lorenzo Antillo, de Audax Italiano, sería el candidato de esa vertiente. Imaginemos un futuro del fútbol liderado por contratistas.
La Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia anunció el lunes 6 de julio una multa cercana a los 5 millones de dólares a la Federación Colombiana de Fútbol por la reventa de entradas para los partidos de la Eliminatoria del Mundial de Rusia 2018. Y sancionó a 17 personas, a la empresa TicketYa y a Comercializadora de Franquicias SA por idear y ejecutar "un sistema que limitó la libre competencia para favorecer a Ticketshop en la adjudicación del contrato de boletería para la Eliminatoria", explicó el superintendente Andrés Barreto. Abreviando: se montó un sistema por el cual la gente no podía acceder por Internet a comprar las entradas, siempre aparecía bloqueado el acceso, el clásico “se cayó el sistema” o “intente más tarde”, para desviar al público hacia la reventa, que llegó a cobrar hasta el 350% más por las boletas. Si pensamos que fueron 9 partidos de local en un estadio que alberga unas 45 000 personas, convendremos que hay una fortuna en el medio, aunque no todas las localidades hayan sido revendidas. Entre los sancionados está la cúpula en pleno de la Federación. A nivel del campeonato, está empantanado el fútbol pues la gran mayoría de los clubes quieren deponer al cuestionadísimo presidente de la Dimayor, quien exige una jugosa indemnización para irse.
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Noticias procedentes de Caracas (una especie de Moscú de los años 60 sin cortina de hierro; no hay hierro) informan que el titular de la Federación Venezolana, señor Jesús Berardinelli, acaba de ser arrestado por el régimen “por malversación”. Berardinelli tiene un cajón completo de denuncias de desmanejos de dinero y algo es seguro: no vuelve más. De momento, no hay presidente, como en Chile. No se sabe la suerte que podría correr el técnico portugués de la selección, José Peseiro. Es lamentable esta inestabilidad conductiva cuando la Vinotinto posee tan buenos jugadores como para aspirar a lucir en la Eliminatoria.
Una profunda y minuciosa investigación del portal Once, de Lima, publicada el domingo 19, expone que el titular de la Federación Peruana, Agustín Lozano, siendo aún vicepresidente, fue el cerebro y líder de la reventa de entradas en la Eliminatoria para Rusia, lo cual quedó debidamente demostrado. Montó un aparato y lo dirigió desde las mismas oficinas de la FPF. Tal operandi generó ingresos por 1 500 000 dólares. Denunciado con pruebas irrefutables ante la Conmebol, ésta, violentando todas sus propias normativas, lo sancionó con 5000 dólares y la “obligación” de dar charlas para “concientizar” sobre lo malo que es revender. Ni en un programa cómico encontraríamos algo así. Acepta que es una conducta grave, aunque no le quita el certificado de idoneidad y lo sigue reconociendo. Once lo tiene acorralado con testimonios a Lozano y promete seguir hasta el final.
Mientras algunos quedaron sin presidente de asociación, Ecuador tiene dos, aunque uno no está ni en el precipicio, ya cayó. Pasa que viene de un piso 40 y anda por el 20.
Un presente inquietante cuando se necesita gestionar con sabiduría la coyuntura impuesta por la pandemia, con la Eliminatoria encima, los torneos de clubes apretados y sin público, con una nueva Copa América en poco más de diez meses. Es el fútbol sudamericano que tenemos. (O)