La ‘Foquita’ posee una cualidad escasísima en el fútbol: ha ganado algún título en cada equipo donde ha jugado. Ha sido un talismán para cada camiseta que ha vestido. Su primera experiencia en el extranjero en el PSV Eindhoven fue una catapulta para salir disparado hacia el primer mundo del fútbol.
¿Quién lo recibió, en Europa, allá por junio de 2004? El neerlandés Guus Hiddink, un ganador por donde se le mire. A nivel de clubes dirigió al Real Madrid, el Chelsea y el Valencia, entre otros, y a nivel de selecciones ha sido requerido por Países Bajos, Rusia, Turquía, Corea del Sur y Australia. En medio de la ola de homenajes buscamos a Hiddink, quien nos atendió desde el país de los tulipanes. Vaya que se emocionó cuando le preguntamos por Jefferson Agustín.
“Estoy muy orgulloso de haber sido el Míster de Jefferson Farfán. Uno de mis jugadores, con un afán tremendo de jugar un fútbol, muy ofensivo, siempre buscando profundidad, con una aceleración impresionante. Además, una persona con dignidad, compañerismo, fue un lujo para mi trabajar con él y conocerle. Es un ejemplo para los jóvenes”, dijo Hiddink a El Comercio en exclusiva.
Hiddink lo dirigió en tres temporadas, donde brilló en un equipo inolvidable con Cocu, Park Ji-sung y Van Bommel. Aquel Jefferson era una saeta. Un mediapunta que le sacaba gran ventaja a sus cancerberos. Después, en Alemania, lo transformaron en un extremo desequilibrante. Fueron 590 partidos los que disputó Jefferson Farfán, marcando 187 goles y aportando 112 asistencias. Si sus rodillas le hubiesen tenido un poco de piedad...