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Esta vez, sin embargo, la tristeza no es exclusiva de los rimenses; toda la afición nacional lamenta que ese «compromiso ligamentario en la rodilla» diagnosticado tras la primera revisión médica vaya a dejar a Yotún fuera de las canchas los próximos doces meses, porque eso significa que no podrá disputar la Copa América con la selección. Tampoco lo que resta de las Eliminatorias para este 2024, pero lo que hoy duele más es que se pierda la Copa.
Para Perú será terrible llegar a ese torneo sin Yotún en el mediocampo. La frase buenista «nadie es imprescindible» no funciona cuando se trata de nuestra selección, que históricamente ha carecido de una banca con jerarquía y, por lo mismo, ha dependido de la buena salud de sus once titulares, o al menos de los cinco o seis que forman su columna vertebral. Basta que uno de esos pilares se magulle para que decaiga el funcionamiento del conjunto. Desde hace ocho años, por lo menos, Yotún es uno de esos jugadores. Un pilar. Un imprescindible. Incluso jugando mal es superior a muchas estrellas locales que naufragan en la irregularidad. ¡Cómo lo extrañamos en el repechaje contra Australia en junio del 2022!
Lo echaremos en falta en la Copa América, sobre todo en el debut, frente al Chile de Gareca. Chile conoce bien a Yotún, ha sufrido en carne propia su mejor versión; ¿quién no recuerda el segundo gol contra los chilenos en la Copa América del 2019? Centro alto de Carrillo, bajada de pecho de Yoshimar y zurdazo desde fuera del área, directo al arco, entre Beausejour y Medel. A veces busco esa imagen en YouTube, solo para volver a emocionarme con el tanto y volver a reírme con la celebración que improvisó el peruano.
Es cierto, han pasado cinco años desde entonces, ‘Yoshi’ ya tiene treintaicuatro, pero lo que ha perdido en agilidad, lo ha ganado en temperamento. Además es zurdo y –por algún misterio que ninguna ciencia ha explicado convincentemente– los zurdos tienen una pizca adicional de astucia, de ingenio, de predisposición para el gesto épico. En el mundo hay selecciones de fútbol con una larga tradición de zurdos. No es el caso peruano. Es decir, sí, tenemos en la galería a César Cueto, el poeta, el notable, el zurdo mayor. Pero después, ¿quién? Ya, Oblitas, bueno, pero no hay más referentes. Claro, uno siempre podrá elogiar el pie izquierdo de Chemo, del Loco Vargas, del Oreja Flores, de Trauco, incluso el pie izquierdo de Kukín, pero tampoco se trata de bajar el listón con imprudencia. Yotún es un zurdo-crack, un zurdo con recuperación y gambeta, tan preciso como un GPS; un jugador que sabe muy bien qué hacer con el balón tres segundos antes de recibirlo. La jugada previa al gol de Farfán contra Chile, en Lima, por las eliminatorias del 2014 es una clara demostración de lo que acabo de referir (búsquenla, me darán la razón). Por si fuera poco, Yoshimar es líder, ordena, calma, pone el pecho. Cuando Paolo Guerrero se retire de la selección, solo Advíncula podría merecer la banda de capitán tanto como él.
Lo que quiero decir con todo esto es que, sin Yotún en la Copa, seremos un equipo inferior, más vulnerable. La cuestión no será cómo reemplazarlo, sino cómo disimular su ausencia con decoro. Si yo fuera Fossati, la verdad, lo llevaría hasta con muletas.
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