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Luis Villena confiesa que fueron muchas motivaciones por las cuales se decidió escalar el Monte Everest. Desde hace 15 años, Luis se dedica al montañismo como si fuera su hobby. Aunque recalca que como montañista siempre aspiraba a cumplir el gran sueño que es escalar el punto más alto del planeta. “Soñaba con eso, por muchos años, pero era un sueño como la gente tiene, pero en verdad nunca se realiza. Constantemente entrenaba y por motivos de trabajo tuve que salir del país, y dejé lo de montañista. Comencé a hacer running, pero el 2019 volví al Perú y me prometí que ya era tiempo de trazarme la meta de subir el Everest en cinco años”, comenzó diciendo a El Comercio.
Villena relata que estos cinco años fue una preparación muy seria. El objetivo era subir el monte Everest y para tremenda hazaña consistía en trabajar el cuerpo y la mente. ¿Cómo lo hizo? “Soy bastante disciplinado, realicé un plan completo para, por mi lado, poder asegurar todos los puntos necesarios y llegar al objetivo que era lograr la cima. Tanto en el aspecto nutricional, busqué asesoría y al final entrené virtualmente con un Instituto en Londres, que entrena para altura. Después, compré todo lo necesario en equipamiento y busqué el más mínimo detalle de diversas fuentes para asegurarme en tener lo más adecuado y me ayudé en llegar a la cima, porque todos los detalles cuentan”, agregó.
El trabajo de Luis Villena no tiene nada que ver con el montañismo. Él es Ingeniero Industrial de la PUCP y por varios años laboró en rubro corporativo nacional y extranjero; sin embargo, ahora trabaja en una empresa familiar del rubro de construcción. No obstante, nos revela una de las razones por las cuales decidió subir el Monte Everest. “Siempre tuve la idea de lograr subir la cima más alto del mundo”.
“Yo nunca hice publicidad en mis redes ni para mis amigos de lo que yo estaba entrenando. A veces, en mi cuenta de Instagram ponía: “Ya falta un año para el gran objetivo”, cosas así, bastante puntuales. Pero mi motivación fue personal, quería cumplir mi sueño y en el trayecto alentar a mis hijos a que logren sus objetivos, que por más lejano o grande que parezca, con disciplina o esfuerzo, todo es posible. Hace poco, antes de venir a Nepal, mi esposa comenzó a contar a sus amigos. Lo que me motiva no es tanto darme a conocer como montañista, ya que hay más importantes montañistas como Víctor Reyes, Flor Cuenca y sí necesitan mayor apoyo para que puedan lograr ese objetivo”.
Sin embargo, no todo fue color de rosa para Luis Villena, quien días antes de llegar a Nepal, cuando conversó con su esposa sobre las observaciones que le indicaba la aseguradora previo al viaje, generó que existan muchos cuestionamientos si en verdad valía la pena de subir al Everest. “Antes de venir a la expedición, fue que conversé con mi esposa sobre algunos detalles que pedía la agencia: ¿qué pasaría si muriera? ¿Qué harían con el cuerpo? Lo que le dijeron fue casi en tono de película: “Se podría decir que rescatarlo, incinerarlo y entregarlo a la familia”.
Entonces, no durmió varias noches, pensando en eso.
Montañas más altas |
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Monte Everest: 8.848 metros K2: 8.611 metros Kanchenjunga: 8.586 metros Lhotse: 8.516 metros Makalu: 8.485 metros Cho Oyu: 8.188 metros Dhaulagiri: 8.167 metros Manaslu: 8.163 metros |
“El otro momento importante, fue cuando iba a subir a la cumbre. Salimos. Es una expedición de dos meses, que es el tiempo normal, porque hay expediciones más veloces con gente que viene aclimatada de otras montañas. Todo comienza en Katmandú. De ahí volé hasta Lukla, y ahí comienza una caminata de 7 días, pasando por diferentes villas y va subiendo poco a poco, lo cual te ayuda a aclimatar, y después de esos 7 días llegas a campo base”, explica.
Para ir al Everest hay cuatro campamentos, después del Base. Hay campo 1, casi a 6 mil metros, el campo 2 que está a 6 mil 400, el campo 3 que está a casi 7 metros y el campo 4 que está a 7 mil metros 900 y la cumbre que está a 8 mil 800. El peruano Revilla derriba un mito: “No es que se sube a todos los campamentos y luego la cumbre, sino que es algo progresivo que toma tiempo, por algo son dos meses de expedición”. A lo que se suma el clima, la temperatura, las tormentas, la energía. Diríamos también la invisible fe.
“Mi mayor motivación -dice el montañista peruano Luis Villena- no es hacer una carrera en el alpinismo ni el trail running. Es más profética: que todos sepan que pueden cumplir el sueño que se propongan”.
El monte Everest y sus 8.849 m.s.n.m. son los silenciosos testigos.