23/11/2024

El "Jesús negro" y el mejor partido de la historia que nadie vio: las 5 mejores anécdotas de Michael Jordan

Lunes 16 de Abril del 2018

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A los 55 años, Michael Jordan es una leyenda
A los 55 años, Michael Jordan es una leyenda

Su Majestad. Air, MJ. O simplemente Michael Jeffrey Jordan, el mejor basquetbolista de la historia, el mejor atleta del siglo XX , según la nómina que conformó la cadena ESPN.

A 15 años de su retiro definitivo, de aquella noche con la casaca de Washington Wizards, que vencieron a Philadelphia con 16 puntos de un Jordan que colgaba por última vez las botas a los 40 años, el escolta oriundo de Brooklyn todavía mantiene la corona en sus vitrinas.

Y eso que durante los años posteriores fueron varias las figuras que intentaron solicitarle el cambio de mando, con cualidades fulgurantes, como Kobe Bryant o Lebron James. Sin embargo, su espíritu competitivo retiene el reinado en muchos de los rubros estadísticas y, sobre todo, en el corazón de los aficionados.

El lanzamiento de triples, un talón de Aquiles en la carrera de Michael Jordan
El lanzamiento de triples, un talón de Aquiles en la carrera de Michael Jordan

Aquel adolescente problemático, peleador, suspendido tres veces en el colegio y poco proclive al trabajo, tenía la virtud de ser un as en los deportes. Se destacó en el beisbol y en el fútbol americano, pero encontró en el baloncesto su vía de escape hacia el éxito.

Y mutó en un obsesivo del entrenamiento, de perfeccionarse, sobre todo, de ganar. En la cancha y a lo que sea. Cinco de sus mejores anécdotas sirven para entender la dimensión de su leyenda. Seis veces campeón de la NBA, seis veces MVP, medalla de oro en los Juegos Olímpicos, 14 participaciones en el All Star Game. Y siguen los sucesos. Solo alguien con su temperamento podía llegar tan lejos.

Cuidado con "El Jesús negro"

Encuentro preparatorio para una nueva temporada de la NBA en 1987; se enfrentan Chicago Bulls e Indiana Pacers. Reggie Miller, con los bríos de la juventud, tenía la oportunidad de probarse ante el ascendente MJ, que ya cargaba con dos años en la liga más competitiva del mundo con asombrosos números.

Jordan mantenía retenido su potencial y apenas había aportado cuatro puntos en el inicio. Miller ya ostentaba diez. Reconocido en el mundillo NBA por el trash talk, lenguaje para amedrentar al rival, Reggie fue motivado por un compañero para intentar su juego ante Su Majestad, dada la superioridad hasta el momento. El hombre de Indiana, envalentonado, lo intentó. Grave error…

"¿Quién te crees que eres? ¿El gran Michael Jordan? Hay un nuevo chico en la ciudad, ¿sabes?", le dijo. Y el gran Michael Jordan le sacó lustre al dorsal 23 y humilló al novato. Convirtió 40 puntos y dejó en apenas dos a su adversario en la segunda parte. No contento con tamaña lección, le exhibió ante sus narices el manto sagrado: "Cuidado, nunca vuelvas a hablarle así al 'Jesús negro'".

Sin miedo a los gigantes

Michael Jordan le teme al agua, al punto que todavía hoy evita estar cerca de grandes extensiones de agua. Cuando era un niño, un amigo suyo murió ahogado. tiempo más tarde, en un campamento, MJ casi corre la misma suerte. Pero no le tiene miedo a los gigantes.

Sus 198 centímetros siempre parecieron mucho más ante cada salto. Su apodo, Air Jordan, alude a su capacidad para "volar". Y Melvin Turpin puede dar testimonio. Pivote de 2,13 metros con cinco temporadas en la NBA (Cleveland, Utah y Washington, las franquicias que defendió), supo cruzarse con los Bulls de Jordan. Y padecer el impulso en ebullición de Su Majestad.

Con la casaca de Washington, con la que jugó hasta los 40 años (AP)
Con la casaca de Washington, con la que jugó hasta los 40 años (AP)

Resulta que, en uno de los partidos que los tuvo frente a frente, MJ coronó una penetración con una volcada ante un adversario de menor talla. "Un aficionado le gritó: '¿Por qué no lo haces con uno de tu tamaño?'", contó Turpin. Un desafío. El fuego brotó, voluptuoso, del pecho de la estrella.

"En la jugada siguiente, Michael hizo volcó el balón por encima de mis 2,13 y se volvió hacia el fanático: '¿Es lo suficientemente alto para usted?'", cerró la lección el gigante que perdió ante el David del baloncesto.

Fiebre de básquetbol

Finales de la NBA de la temporada 1996/1997. Chicago Bulls y Utah Jazz igualan la serie 2-2 y el quinto encuentro se jugaba en la tierra de la dupla John Stockton-Karl Malone. El día previo al encuentro, Jordan pidió comida a la habitación y le cayó mal. Incluso, hubo versiones (impulsadas por Tim Grover, preparador personal de MJ) que indicaron que el alimento había sido envenenado adrede.

Lo concreto es que pasó toda la noche con fiebre alta y vómitos, y su presencia en el duelo estuvo en duda. Pero Jordan, visiblemente afectado, se hizo presente. E incluso pidió cumplir con su habitual cábala: comer un pastel de manzana antes del partido. Uno de los alcanzapelotas fue el encargado de conseguirle el bocadillo para que Michael cumpliera con el rito.

Sin que los médicos lograran bajarle la fiebre, envuelto en sudor frío, con mareos, permaneció en la cancha 44 de los 48 minutos que duró el encuentro. En cada tiempo muerto, lo trataron con paños fríos y lo hidrataron con desesperación. Incluso, en un momento, su gran ladero, Scottie Pippen, tuvo que asistirlo para llevarlo hasta la banca de los Bulls, al borde del desmayo.

Pippen sostiene a su amigo, al borde del desmayo, en aquel partido mítico
Pippen sostiene a su amigo, al borde del desmayo, en aquel partido mítico

Pero el superhéroe no abdicó. Convirtió 38 puntos, incluido un triple a 27 segundos del final, para la victoria clave en la llave. Chicago se terminó consagrando campeón de la NBA por quinta vez, segunda de manera consecutiva.

El detalle: Jordan no olvidó la asistencia de Preston Truman, el joven que le compró el pastel de manzana. Al finalizar el partido, le regaló sus botas firmadas. Años después, el afortunado las subastó: recaudó por el regalo 104.765 dólares.

Ganar siempre, aunque haya que arreglar las "apuestas" contra su socio

La dupla Michael Jordan-Scottie Pippen resultó una de las más exitosas y virtuosas de la historia del deporte. MJ era la estrella, Pippen, un jugador de rol que sabía exactamente qué hacer, sin vedetismos. Esa sociedad se diluía cuando, en lugar de compartir la camiseta de los Bulls, estaban enfrentados. En una apuesta, por ejemplo.

De izquierda a derecha: el “Gusano” Rodman, Jordan y Pippen, un trío monumental
De izquierda a derecha: el “Gusano” Rodman, Jordan y Pippen, un trío monumental

El periodista Amin Elhassan, de la cadena ESPN, fue quien reveló el secreto. Michael defraudó por varios miles de dólares a Scottie, a través de una apuesta que comenzó siendo inocente. Durante los tiempos muertos, en las pantallas gigantes del estadio de Chicago, proyectaban una carrera de toros digitales. Y los dos monstruos apostaban 100 dólares al ganador.

La cuestión es que en una oportunidad, antes de un partido, Jordan llegó temprano y encontró a los programadores trabajando en la carrera. Por curiosidad, les consultó si el toro vencedor lo definían ellos. "Esta noche gana el rojo", le confirmó uno de los encargados.

En consecuencia, Su Majestad se acercó a Pip y le arrojó: "100 al rojo". Por supuesto, ganó la puja, y las sucesivas, cada vez que llegaba temprano al estadio, en los partidos en los que los Bulls eran locales. Porque Air siempre buscaba la manera de ganar… Hasta en una simple apuesta.

El mejor partido de a historia que (casi) nadie vio

Probablemente, el Dream Team que arrasó en los Juegos Olímpicos de España 1992 fue, es y será el mejor equipo de baloncesto jamás reunido. Solo la selección de los Estados Unidos fue capaz de juntar tanto talento en un único conjunto y, además, poder domesticar los egos para darle forma a un verdadero "equipo de los sueños".

Pero tamaña superioridad respecto de los potenciales adversarios puede provocar relajación en los componentes del equipo. Eso fue lo que advirtió Chuck Daly, experimentado entrenador del seleccionado, durante una fase de la preparación llevada a cabo en Montecarlo.

Sus pupilos venían de perder un duelo "secreto" ante un combinado universitario. No podía permitir un golpe así en la carrera por la medalla de oro.

En consecuencia, planteó un partido con seriedad de competencia entre los propios integrantes de la plantilla. Para eso determinó que el líder de uno de los equipos fuera Erwin Johnson y, el otro, Michael Jordan.

Scottie Pippen, Karl Malone, Patrick Ewing y Larry Bird completaron el conjunto de MJ. Con Magic actuaron Charles Barkley, David Robinson, Chris Mullin y Clyde Drexler.

La propuesta del entrenador de llevar la prueba al límite, con el correr de los minutos, fue ganando intensidad. Figuras tan luminosas desafiándose una a otra, en acciones uno contra uno, por el orgullo; como cuando se enfrentaban con sus franquicias por un anillo de la NBA. Tan efervescente resultó que Daly debió frenar el juego en un par de oportunidades, porque la fricción estuvo cerca de llevar los roces a otro nivel.

“Su Majestad” y “Magic” Johnson, con la camiseta del Dream Team (AP)
“Su Majestad” y “Magic” Johnson, con la camiseta del Dream Team (AP)

"Fue el mejor partido en el que he participado. Había diez integrantes del Hall de la fama compitiendo entre nosotros. La forma en la que competimos, las ganas, usando trask talk (el ya mencionado lenguaje desmoralizador, tan bien aprovechado por Su Majestad)… Todo lo lindo del baloncesto estuvo reflejado en un solo encuentro", declaró Jordan sobre aquel Big Bang.

El partido fue grabado por un asistente de Daly, pero muy pocos fueron los afortunados que tuvieron la posibilidad de ver el duelo en directo: el cuerpo técnico, el basquetbolista Christian Laettner (que tuvo también sus minutos de acción en el equipo de Magic) y el periodista Jack McCallum, de Sports Illustrated, el autor del rótulo "el mejor encuentro de baloncesto que nadie vio".

Ganó, de más está decir, el conjunto que capitaneó Air, que empleó todo su poderío, tanto ofensivo como defensivo. Cuenta la historia que Johnson intentó atacarlo en varias ocasiones, pero Jordan estuvo intratable.

Tricampeón en la NBA con Boston Celtics, en 1988 Larry Bird había tenido su mejor temporada en cuanto a estadísticas individuales. El 92 fue el último año en actividad del alero, que en el "mejor partido de la historia" alternó, debido a una lesión en un tobillo.

Cuando terminó el duelo invisible, se acercó a Magic, la otra megaestrella dominante de los 80, y pronunció una frase, ante la evidencia que había entregado Jordan, que quedó flotando en la eternidad: "Mi era terminó".

El nuevo rey, definitivamente, era el mítico 23. MJ. Su Majestad. Air. O Michael Jeffrey Jordan. Por si quedó alguna duda, los Estados Unidos ganaron los Juegos Olímpicos de punta a punta, con un promedio de diferencia de 32 puntos sobre sus rivales. Los verdaderos adversarios habían sido los de una tarde en Montecarlo, lejos de los ojos del mundo, que se perdieron un espectáculo irrepetible.

 
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