La historia de Rafael Puente del Río y Lobos BUAP pasará a los anales del futbol mexicano... En menos de un año, el joven entrenador colocó a la franquicia en el máximo circuito del balompié azteca y en los primeros 180 minutos de la competencia actual, acumula un triunfo y un empate, ambos, desplegando un futbol vistoso, que agrada a su afición y no escatima en cuanto al espectáculo hacia a la tribuna. Los de la jauría suman, por si fuera poco, seis goles a favor de su cuenta en los primeros dos cotejos.
Las cifras no pasan desapercibidas. La estadística indica que este rendimiento es el mejor de los últimos cinco escuadrones que ascendieron a la Primera División nacional, solo siendo superados por León, el equipo que hace cinco años dirigía Gustavo Matosas y que en sus iniciales 180 minutos, sumó dos triunfos, marcó seis anotaciones y no recibió gol. Aquella escuadra, como la actual versión de Lobos BUAP, tenía a una base de jugadores que lograron el ascenso.
A Lobos BUAP le bastaron un par de compromisos para dejar atrás los arranques inciertos de otros conjuntos, que por lo menos en cuanto a aspiraciones, parecía que serían más sólidos: Necaxa, Dorados, Leones Negros y Veracruz, además que sus seis anotaciones los colocan como la mejor ofensiva; no obstante, el cuadro de Puente del Río cuenta con un delantero efectivo como Julián Quiñones, que con un par de tantos, ya promedia entre los más destacados elementos de su rubro.
Hoy, la franquicia poblana ha volcado a su público, en su mayoría los estudiantes de la Benemérita Universidad Autónoma de la localidad, para hacerlos parte de su encomienda, pero también, el propio Rafael Puente armó un plantel que luce modesto, pero repleto de futbolistas con una revancha, misma que, sumada al compromiso colectivo y una correcta guía, parece brindar los dividendos necesarios: "No sé cuánto tiempo me dure el gusto de dirigir a este equipo, pero me moriré en la raya con mi estilo", llegó a decir el estratega.