Acabamos de ver la esperanzadora victoria de Carlos Sainz en el Grand Prix de Australia de la F1, pero muchos fanáticos siguen poniéndose al día con la sexta temporada de Fórmula 1: Drive to Survive. Una entrega disponible en Netflix llena de drama, con un enfoque diferente al de otras series deportivas, destacando todo lo que no podemos ver fuera de los pits.
Esta producción es especial, ya que muchos de sus seguidores llegaron al deporte tras ver la serie (y me incluyo). Y es que desde su primer episodio tuvo la capacidad de atraparnos con la narrativa de sus historias y ponernos rápidamente en el contexto deportivo. Al terminar de ver una temporada, pareciera que automáticamente nos sientan en el auto y estamos listos para meternos de lleno a las carreras con casco y timón incluido.
Esta nueva temporada, recién estrenada hace casi un mes, tenía el reto de darnos emoción después de un 2023 superplano gracias a las 19 victorias de Max Verstappen para conseguir su tercer título consecutivo y a la hegemonía de Red Bull en 21 de los 22 Grand Prix. Realmente era un desafío enorme.
Justamente, la nueva edición de Drive to Survive se encargó de hacer pasar desapercibido este reciente título de la escudería austríaca y se enfocó en los demás, resaltando las pugnas entre los pilotos de un mismo equipo, las continuas negociaciones entre las cabezas de las escuderías y las luchas que hay entre los que ni siquiera miran de reojo el primer lugar en el campeonato de constructores.
Es así que esta sexta temporada comienza con la llegada del excampeón mundial, Fernando Alonso, a Aston Martin, convirtiéndose en uno de los grandes animadores del 2023, y cómo Lawrence Stroll está dispuesto a invertir en pilotos, glamour y tecnología con tal de meterse a pelear entre las principales escuderías.
Más adelante, veremos todo sobre la llegada de Nyck de Vries a AlphaTauri (de Red Bull), su imperfecta evolución dentro del equipo y como la presión en la que se vio sumergido terminaron por sacarlo antes de que finalice la temporada; lo que dio pie al esperado regreso de Daniel Ricciardo, uno de los pilotos más queridos desde los inicios de Drive to Survive en el 2019.
Uno de los pasajes más ‘picantes’ de esta temporada los tuvo Alpine. La escudería francesa que se la jugó por dos pilotos nacidos en sus tierras, que se conocían desde niños, pero que casi ni si dirigen la pablara. Dos episodios en donde esta rivalidad llegó a las pistas para complicar el performance del equipo y que terminó con una salida muy importante.
Más adelante, ya vendrá el duelo por el último lugar entre Haas y Williams, la posible no renovación de Lewis Hamilton con Mercedes Benz y todo lo que genera la religión Ferrari.
Uno de los grandes valores de la serie y de Box to Box Films, quienes la producen desde el inicio, es que casi siempre encontraron la forma de contarnos lo que pasó en la temporada de una manera inesperada y en contra de lo que podría ser una narrativa lógica.
Otra gran jugada fue la inclusión de Claire Williams, exsubdirectora de Williams, y de Dánica Patrick, expiloto de Nascar, que argumentan con conocimiento y se suman al drama particular que suele darle Will Buxton. El periodista inglés especialista en F1, que le da su sello para contarnos en qué podría desencadenar cada hecho.
Esta sexta temporada resultó ser más emocionante de lo que se vio en la pista, aunque a muchos les duela tamaña afirmación. Hoy, uno de cada cinco espectadores considera a la serie como un factor crucial en su interés por la F1, incluyendo a la Generación Z y la Alpha. El camino de la Fórmula 1, y de sus productos alrededor, sigue creciendo a toda velocidad.
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