Joseph Blatter llegó a San Petersburgo en su primer viaje tras el FIFAGate. El suizo, que no viajó a dos países con tratados de extradición con Estados Unidos, a Chile para la Copa América ni a Canadá para el Mundial femenino, sí que lo ha hecho a Rusia, que no tiene convenio judicial con Norteamérica.
Blatter, que esta semana dijo que tras dejar la presidencia de la FIFA, volverá a ejercer el periodismo ("pero en la radio, que es más fácil que ejercer en una publicación porque escribir es más trabajoso y difícil que hablar", advirtió) ya ha recibido una oferta de trabajo. Una emisora inglesa, Radio Yorkshire, le propone hacer un programa semanal de dos horas de duración "para repasar el fútbol mundial". Lo confirmó el expresidente del Leeds United, Ken Bates, que es el director de la emisora inglesa. "Nos encantaría contratarle, e incluso estamos dispuestos a hacerle una oferta atractiva".
Pero puede que su gran aliado, y amigo, Vladimir Putin, también le fiche este fin de semana. Putin y Blatter, que se entienden a la perfección en idioma alemán, quieren aprovechar el sorteo de la fase de grupos del Mundial para lanzar un alegato contra Estados Unidos por su investigación en el FIFAGate. "Lo que hicieron la víspera del Congreso de mayo era para impedir que Blatter fuera reelegido", llegó a decir Putin que salió en defensa de su amigo.
Mientras tanto, Estados Unidos no cede en su presión. Una vez consumada la extradición de Webb, acelera para conseguir la de otros tres exvicepresidentes de la FIFA: Warner, Leoz y Figueredo.
También ha solicitado información de movimientos sospechosos relacionados con la investigación a una decena de bancos con oficinas por todo el mundo, entre ellos HSBC, Delta National Bank, Standard Chartered, Barclays, Deutsche Bank, Credit Suisse y el Banco Hapoalim, el más grande de Israel.