Si hay una certeza en lo que ha venido siendo el 2015 en la Major League Baseball es que Toronto Blue Jays cuenta con diferencia con el mejor ataque de toda la competición, una ofensiva demoledora con líderes como José Bautista, Edwin Encarnación y su potencial candidato al MVP, Josh Donaldson.
Sin embargo, resulta casi imposible jugar los playoffs y mucho menos poder ganar el título si no cuentas con un plantel de lanzadores que te garantice que los partidos que disputas no se conviertan en la versión moderna de los duelos en O.K. Corral.
Precisamente por todo lo anterior, a todos (y digo bien, a todos) nos ha pillado con el paso cambiado la adquisición de Troy Tulowitzki por parte de la franquicia canadiense, con el veterano LaTroy Hawkins cruzando la frontera a cambio de José Reyes y tres promesas del equipo, incluida la primera ronda del año pasado, Jeff Hoffman.
La figura de Tulo ha estado muy presente en el mercado de traspasos a lo largo de los últimos años tanto por su valía sobre el campo (cuando lo está ya que es propenso a lesionarse con frecuencia), su contrato que le garantiza 98 millones de dólares hasta el 2021 y el viaje a ninguna parte de la franquicia de los Colorado Rockies.
Sin embargo, aunque hemos oído hablar de los distintos destinos para Tulo (¿New York Mets?), la insistencia del GM de los Blue Jays, Alex Anthopoulos, ha dado sus frutos al igual que ocurrió con la llegada de Josh Donaldson durante el pasado invierno.
Como siempre que se incluyen jugadores jóvenes en las operaciones, la valoración habrá que hacerla a lo largo de camino ya que ese potencial todavía no se ha destapado o puede que nunca lo haga. Que gente como Miguel Castro o Jeff Hoffman, del que se esperaba que pudiera formar parte de la rotación el año que viene tras recuperarse la cirugía Tommy John, cumplan las expectativas está por ver y es que las promesas son eso, promesas.
Pudiera parecer que el precio ha sido muy alto y puede que lo sea pero Tulo mejora inmediatamente un poderosísimo equipo en ataque, uno que promedia 5.3 carreras por encuentro y cuyo objetivo final será abrumar a los rivales hasta que caigan en el olvido. Lo que es evidente es que gente como Daniel Norris y Aaron Sánchez no iban a formar parte de esta operación pero no es descartable que lo hagan en alguna de aquí al 31 de julio.
Tulo no va a mejorar la capacidad de cerrar los partidos para Toronto, gran asignatura pendiente ya que ocupan la posición número 28 (de 30 equipos) a la hora de mantener la ventaja y es ahí es donde entra el trotamundos Hawkins, que va a militar en su undécimo y último equipo en la MLB. Sin duda, va a ayudar y mucho en ese sentido.
Tulo tampoco mejora la efectividad de los lanzadores titulares de Toronto, que se sitúan en el puesto 24 de la competición con una marca de 4.38 pero su significativa mejora sobre el campo sobre José Reyes (que nunca ha sido bien considerado en defensa) nos hace pensar en la operación que Boston llevó a cabo y que “sacrificó” al ídolo local Nomar Garciaparra porque su defensa no estaba a la altura.
El equipo mejoró notablemente con la llegada de Orlando Cabrera y ahí está el título del mundo para confirmarlo. En ese sentido, se puede pensar en el clásico intercambio de contratos difíciles para las franquicias de origen y también es un punto a tener en cuenta.
Cabe la posibilidad de que Toronto haya pagado un precio alto pero la presión por no haber jugado la postemporada desde 1993 pesa y mucho aparte del hecho de que Bautista y Encarnación son agentes libres al final de la temporada que viene con lo que su momento es aquí y ahora, tal como les pasa a los Royals con Johnny Cueto.
No hay que olvidar que sólo St. Louis Cardinals tiene mejor diferencial entre carreras anotadas y permitidas que Toronto y es un síntoma de la clase de apisonadora que podría superar a todos sus rivales. Parece difícil ver a los Blue Jays superar a los Yankees ya que están a siete partidos de diferencia en la clasificación pero la wild-card les da la vida ya que sólo se sitúan a tres encuentros de distancia, en un caso parecido al de Detroit, que no va a arrojar la toalla y seguirá contando con David Price.
Es una operación que mejora a ambas franquicias, a una de forma inmediata con aspiraciones de meterse en playoffs ya que cuenta con el mejor shortstop en ataque de todo el deporte (siempre que esté sobre el campo) mientras que Colorado inicia su proceso de reconstrucción en la era post-Tulo. Ahora sólo les queda completarla buscando una pareja de baile cuando se trata de Carlos González, que les vendría como anillo al dedo a múltiples equipos de la competición.