Juan Pablo Montoya se maneja bien por el camino hacia la victoria. Más sereno al volante por la experiencia que acumula en más de 20 años es el gran favorito para quedarse con el título de esta temporada en la IndyCar. A falta de tres carreras para el final de la temporada, lidera la categoría con 42 puntos de ventaja sobre el norteamericano Graham Rahal. Agosto definirá el campeón en dos circuitos permanentes y un óvalo en el que ya ganó en 1999. Este fin de semana, regresa a las pistas con el Chevrolet que chocó en el óvalo de Iowa.
Al circuito permanente de Mid-Ohio llega este domingo con sus aspiraciones intactas para mantenerse como líder y acercarse más al campeonato. Desde Estados Unidos atendió el llamado de AS Colombia para hablar sobre su presente en la categoría de monoplazas más importante de Norteamérica.
"La experiencia es la lección más grande que me han dejado 20 años de automovilismo”, abre la entrevista el bogotano.
Si es así, ¿qué le diría el Montoya de 2015 al Montoya de 1999 sobre las claves para ganar en IndyCar?
“No se estrese tanto que se la va a volver a ganar”.
Es un Montoya auténtico. De pocas palabras pero efectivas. Sus allegados coinciden en que anda por su mejor versión. El periodista Juan Carlos Salgado que lo conoce desde sus inicios en los karts y lo acompañó en su paso por la Fórmula 1, dice que lo siente como un piloto más maduro.
“En IndyCar se dio cuenta que a veces hay que mantener la calma en algunas situaciones para lograr el campeonato. Su fogosidad lo llevó a ser uno de los mejores pilotos del mundo. Ahora toma decisiones en el momento adecuado”, le contó a AS Colombia hace dos semanas.
Este año lleva dos triunfos. En la primera carrera en San Petersburgo y las 500 Millas de Indianápolis que también ganó en 2000.
“Siendo de la carrera más importante del mundo es algo muy chévere”, explica.
¿Por qué disfruta tanto correr en IndyCar? ¿Es una categoría hecha a su medida?
Porque es una categoría muy diversa que requiere mucho de un piloto. Tanto de la parte física como el trabajar con los ingenieros. El piloto tiene mucho que ver en el desempeño.
¿Cómo encontró el nivel de exigencia?
El nivel siempre ha sido muy alto. Y requiere que los pilotos sean mucho más completos porque se tiene que correr en óvalos grandes y pequeños ademas hay “road courses” (circutos permanentes) y “street courses” (circuitos callejeros).
¿Qué análisis hace de los rivales Andretti-Franchitt (1999) a Power-Rahal-Dixon (2015)?
Creo que la diferencia más grande es que el nivel de experiencia hoy en día es más notoria.
El Chevrolet que conduce Montoya es uno de los más confiables. Ha liderado 124 vueltas en 13 carreras y suma dos podios y seis top cinco. Además tiene el respaldo del equipo Penske uno de los más grandes de la categoría.
¿Cómo decide Penske el título de IndyCar cuando tres de sus pilotos tienen opción para ser campeones?
Lo único que nos dicen es que corramos inteligente y que no nos vayamos a sacar.
Usted dijo que para ganar carreras se necesita suerte y esa suerte es timing ¿está en el año que es, en el equipo que es y con el carro que es?
Estando en Penske, es tener el carro y las herramientas que son para ganar. Obviamente la suerte influye pero ganar requiere mucho trabajo.
En un medio donde resulta difícil tener amigos, ¿cómo mantiene esa relación tan cercana con Helio Castroneves?
En general la forma como Penske maneja el equipo se presta para que los pilotos seamos muy amigos. Obviamente en la pista volvemos a ser rivales.
En agosto se sabrá quien termina como el mejor de la IndyCar. Lo esperan el circuito permanente de Mid Ohio, el óvalo de Pocono y de nuevo el circuito permanente de Sonoma que entrega puntaje doble al ganador.
¿Qué significaría para usted ganar por segunda vez la IndyCar?
Sería algo espectacular, sobre todo por lograr las 500 Millas y el campeonato para el equipo. Pero la verdad ha sido un año espectacular, que sin el campeonato quedo muy contento con el trabajo hecho.
La bandera a cuadros de la temporada está cerca. Con autoridad al comando de su Chevrolet y la cabeza fría que lo acompañó en cada una de las válidas, puede ser suya. Como ya lo hizo en 1999. En el comienzo de su leyenda.