La lucha libre está de manteles largos, y es que, hoy, el pancracio o vulgarmente llamado el deporte de los costalazos cumple 90 años de haber llegado a México gracias a Don Salvador Lutteroth, quien tuvo la visión de implementar este espectáculo en México, el cual con el paso de los años se convirtió en tradición, cultura e iconografía de nuestro país, ya que, a lado de un sombrero de charro, una catrina, una Frida Khalo siempre aparece la máscara de un luchador.
El escritor Óscar Fernández, español de nacimiento, pero mexicano de corazón debido a que arribó a la ahora Ciudad de México a los tres años de edad, lanzó al mercado su nueva novela, la cual lleva por nombre El Color de la Lucha Libre, un texto en el que refleja la vida de un luchador técnico, el cual ha sufrido en carne propia la rudeza de la vida, letras que han llegado a lo más profundo del alma de algunos gladiadores, quienes se ven reflejados en las páginas de esta obra literaria.
“Para mí un honor poder escribir de México, porque escribir de lucha libre es escribir de la historia de México, no sólo del sentir de luchador, sino del fenómeno social que provoca la lucha libre, la cual es una catarsis, la gente acude a la arena y queda poseída por algún demonio y todos gritan, todos le dicen al rudo de que se va a enfermar, pero no de que se va a morir y al técnico lo ovacionan. La lucha libre es literatura porque te cuenta la historia de la eterna lucha entre el bien y el mal, pero también es espectáculo, está llena de colores, máscaras, lances, donde está la incertidumbre de saber dónde va a aterrizar el luchador y creo que a todos los guerreros nos pasa lo mismo, yo no sabía dónde iba a aterrizar este libro, pero después del gran vuelo, estamos poniendo nuestro granito de arena en este deporte que es parte cultura y patrimonio de México”, mencionó en exclusiva para Milenio La Afición Óscar Fernández, quien presentará su novela el próximo 24 de septiembre en el Museo de Arte Popular, donde estará acompañado por el maestro del pancracio Blue Demon Jr.
Fernández, quien vivió la época dorada del pancracio nacional al ver a las máximas glorias de la lucha libre como Aníbal, Lizmark, Perro Aguayo, los Hermanos Dinamita, Solar, Pirata Morgan, El Satánico, los Brazos, etc, reveló cómo comenzó a escribir este libro.
“Estamos predestinados a accidentes. Yo no me sentía capacitado para escribir de lucha libre y no pensaba hacerlo. En un punto dije, voy a escribir algo sobre el maestro Aníbal. Hablé con Aníbal Jr, hicimos una buena amistad y estuvimos pensando en hacerlo, pero hubo otro luchador que me contactó. Muy buen amigo, un amigo muy cercano, de los grandes luchadores. Y me dijo: “Me gustaron tus libros”. Alguna vez nos fuimos a algún bar, a tomar unos cuantos tragos, y un día me dijo: “deberías escribir mi historia”, pero no me sentía capaz de hacerlo. Este hombre me llamaba y me contaba sus historias, y era un tsunami de emociones; lloraba, y me decía, ya me hiciste recordar otra vez esto y salían más historias, me transportó, me llevó hasta la lona con su historia y le dije, vámonos, tenemos que hacer esta historia. ya estaba listo en ese momento.
La historia de esta novela relata el crecimiento de una persona que se convierte en luchador, que viene desde abajo, con carencias, con problemas económicos, emocionales, con la que muchos luchadores se ven identificados y me lo han dicho: “esa es mi historia, yo sufrí eso, sufrí lo otro”.
Fernández dejó abierta la posibilidad de un segundo libro sobre el pancracio, pero en esta novela engloba desde el científico ovacionado por el público, el rudo, quien siempre es maldecido, las amazonas, que junto a los minis y exóticos se han abierto camino en un deporte altamente machista y tradicionalista.
MGC