Blue Demon Jr fue tajante... “¡Los luchadores no somos superhéroes!”. Desde la instauración de la lucha libre en México, allá por 1933, los fanáticos del pancracio comenzaron a considerar a los gladiadores como seres mitológicos, pues arriba del cuadrilátero se mostraban como hombres invencibles, poderosos, veloces, ágiles e incansables; nada ni nadie los podía detener.
Esas cualidades llevaron a algunos luchadores a la pantalla grande para salvar al mundo de las garras de seres del más allá, científicos locos y monstruos; papeles con los que se ganaron el mote de superhéroes de carne y hueso, sobrenombre que el hijo de la Leyenda Azul, Blue Demon Jr, rechazó categóricamente, e indicó que, todos los gladiadores son seres humanos, con errores y virtudes.
“Los luchadores no somos superhéroes, los superhéroes son perfectos y un luchador enmascarado es un ser humano y tiene el privilegio de equivocarse, por lo tanto soy un anti héroe. A mí no me importa pintar un dedo o mentarle la madre a alguien, le agradezco a la gente que nos ponga en un estatus, pero se les olvida que nosotros sentimos, nosotros hemos luchado fracturados y bien podemos decir no lucho, pero tenemos el sentido de responsabilidad. Si fuera un Cristiano Ronaldo, un Lionel Messi o un Guillermo Ochoa, con una lesión mínima en un tendón o en un dedo, no juegan y dejan a todo el público en ascuas, pero hay quien los pueda suplir, acá no existe un Blue Demon que suba de emergente”, explicó el continuador de la Leyenda Azul, quien colocó el mote de héroes con poderes sobrenaturales a todos los fanáticos que arriesgan su vida en la selva de cemento en busca del sustento diario:
“La responsabilidad que tengo es heredada por mi padre, quien fue un excelente cumplidor profesional, luchó lastimado, enfermo, con calentura. Repito, los superhéroes son los que están frente al luchador, son los que día a día luchan por salir de sus casas temprano para trabajar y llevarle a sus hijos, a su familia comida a pesar de estar o no enfermos; entonces realmente el público se merece el mote de superhéroes, por eso, los luchadores decidimos darles entretenimiento a costa de nuestra vida, y digo, a costa de nuestra vida porque cada que subimos a un ring estamos a un hilito de perderla”, puntualizó en exclusiva para MILENIO-La Afición.
Asimismo, Blue Demon Jr, quien se reveló un amante de perros y gatos, expresó que la tapa que le heredó Alejandro Muñoz Moreno lo llena de poderes místicos que lo hacen olvidar sus miedos e inseguridades.
“Las máscaras nos dan súper poderes. La persona que está debajo de la máscara de Blue Demon le tiene miedo a las alturas, pero con la máscara puesta se le quitan y se lanza desde la tercera cuerda; sin la máscara no podría dar una conferencia o hablar frente a cientos de personas. La máscara tiene misticismo y cuando me la pongo mi personalidad cambia completamente. Esta máscara es mística y merece un respeto inmenso; esta máscara es lo que más amo después de mi esposa y mi familia, porque es lo que mi padre amó y que en vida me la entregó, me entregó su magia, me entregó esa gama de misterios que encierra Blue Demon”, compartió.
De víctima a victimario
El continuador del Demonio Azul recordó que su padre no quería que siguiera sus pasos como luchador, por lo que le puso duras pruebas para ganarse un lugar en el mundo del pancracio.
“A mí me pusieron pruebas muy fuertes. Mi papá no quería que yo fuera luchador. En un entrenamiento me rompió la nariz, al día siguiente él se iba a entrenar y bajé para irme con él. A los 15 días más o menos el hombro derecho se me luxó y fui a entrenar. Después me agarró de costal como seis meses con los Villanos hasta que me cansé; me fui al gimnasio Guelatao donde conozco a mis maestros de lucha olímpica, el Toro y el Cheche, ellos me empiezan a enseñar y en la próxima costaleada, mi papá me quiere costalear, y sin querer, lo proyecté y le hice un suplex. Se levantó y me dijo: ‘a ver siéntate ahí, eso que hiciste no es cualquier cosa, ¿qué estás haciendo?’. Le respondí que estaba entrenando aparte porque él no me quería enseñar, ahí se dio cuenta que yo tenía esa hambre de querer ser luchador", concluyó.