01/05/2024

Fórmula 1: El día que Carlos Reutemann más sufrió en Buenos Aires - ESPN

Hace 4 meses

Fórmula 1: El día que Carlos Reutemann más sufrió en Buenos Aires - ESPN

Se cumplen 50 años del GP de la Argentina que Lole estaba a punto de ganar, hasta que su Brabham se quedó si nafta a 500 metros de la bandera de cuadros.

Se cumplen 50 años del GP de la Argentina que Lole estaba a punto de ganar, hasta que su Brabham se quedó si nafta a 500 metros de la bandera de cuadros.

Cerca de 100 mil personas abarrotaban las tribunas del autódromo de Buenos Aires. La Fórmula 1 abría su agenda de 1974 en la tórrida capital de la Argentina el 13 de enero. Los fanáticos del automovilismo acumulaban casi 17 años sin festejos de un representante en la máxima categoría, desde que Juan Manuel Fangio sellara su quinto título en el GP de Alemania de 1957 con un inolvidable éxito, su 24º y último en el Mundial. La racha parecía que se terminaría de la mano de Carlos Alberto Reutemann, quien lideraba con comodidad el Gran Premio a falta de dos vueltas

Lole disputaba su 26ª carrera en F1 en su tercera temporada. Integraba el equipo Brabham que comandaba Bernie Ecclestone. El argentino acumulaba dos podios en sus 25 participaciones anteriores (tercero en Francia y Estados Unidos en 1973). El santafesino estaba contento en Buenos Aires porque, según aseguró, porque por primera vez tenía un motor Cosworth nuevo y no uno reacondicionado, aunque un problema en la alimentación lo complicó en la clasificación del sábado. A pesar del inconveniente, se las arregló para asegurarse el sexto lugar de partida. De todas maneras, el impulsor que tenía le daba la ilusión de luchar por el éxito.

Reutemann realizó una buena largada y al cierre del primer giro se ubicaba segundo, detrás del Lotus de Ronnie Peterson. En la tercera vuelta saltó a la punta y comenzó a escaparse con un ritmo demoledor. Lolo bajó 20 veces el record de vuelta… Arrollaba.

Mientras tanto, Juan Domingo Perón, quien en octubre de 1973 había comenzado su tercer mandato presidencial en una Argentina políticamente convulsionada, estaba en la Quinta de Olivos (residencia del presidente argentino). Enterado del andar de Reutemann, decidió subirse al helicóptero junto a su esposa y vicepresidenta, María Estela Martínez, y viajó al Autódromo. El primer mandatario se sentó en el palco a vivir el cierre de una carrera que quedaría en la historia. Y quedó, pero no de la forma pensada.

El triunfo estaba al alcance de la mano. Pero repentinamente, el Brabham de Lole hace un rateo a falta de tres giros para el final. Algún problema de alimentación disparó las alarmas. Pasó el primer sofocón. Pero a un giro de la bandera de cuadros, todo empeoró. “En pleno curvón el auto no quería andar y tuve que salir en segunda, tosiendo todo el tiempo. La falla fue absolutamente de nafta”, contaría luego Reutemann. La pérdida de una toma de aire en plena carrera puede haber aumentado el consumo. Tal vez el error de cálculo del equipo. Como fuera, Lole se quedó sin nafta. Apenas a 500 metros de la línea de llegada, en el ingreso a los mixtos, el Brabham se detuvo. El neozelandés Denny Hulme, campeón 1967, lo superó claramente con su McLaren para cosechar su octavo y último éxito en el Mundial. “Yo venía ya sin nafta, a no más de 140 km/h en segunda. Y cuando Hulme me pasó solo pensé en lo brutalmente rápido que se viaja en la F1. Y seguro que, al verme casi parado, Denny debe haber levantado el pie, habrá mirado bien y después se fue tranquilo. Pero fue impresionante”.

La tristeza de Reutemann era gigante. Perón, en el palco, miraba impávido lo que acababa de ocurrir. Enterado de la presencia del presidente, Lole tomó fuerzas anímicas de donde pudo y fue hasta el palco. “Pibe, no tengo otra cosa para regalarte”, dijo el mandatario y le entregó su lapicera.

La decepción en las tribunas fue increíble. Mezcla de angustia con asombro. Nadie podía creer eso que acababa de ocurrir. Dos carreras después, en Sudáfrica, Reutemann lograría el primero de sus 12 éxitos en Fórmula 1. Eso sí, jamás podría llevarse el éxito en su casa. Lograría cinco podios en Buenos Aires, pero nunca se llevaría el máximo premio. Se cumplieron 50 años el momento en el que más cerca estuvo.

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