Es evidente el error que comete Damián Frascarelli en la acción contra Daniel Angulo, porque era una pelota fácil y que normalmente debía de embolsarla. Se equivoca en pensar en iniciar un ataque antes de tener la pelota en su poder y se produce la falla porque no puede coger la pelota. Lo que pasó después no le dejó otra opción que ponerle el brazo en el cuello de Angulo y propiciar que se sancione el tiro penal.
La decisión arbitral de expulsar a Frascarelli es perfecta porque era el último hombre y la falta era evidente. Barcelona tuvo que hacer ingresar a Máximo Banguera y sacar a Marcos Caicedo, un jugador importante en la delantera. Este es uno de los clásicos que de manera más fácil le he visto ganar a Emelec porque Barcelona nunca le hizo daño a los eléctricos. El equipo de Leonardo Ramos solo buscó las pelotas paradas para tratar de lastimar, pero colectivamente Barcelona no fue nada.
La expulsión de Frascarelli obligó a Ramos a sacar a Marcos Caicedo y desde ahí Romario Caicedo, que tenía una tarea defensiva, tuvo más libertad y prácticamente se convirtió en un delantero más para Emelec. No hay que quitarle ningún mérito a Emelec porque la tarjeta roja a Frascarelli es una circunstancia más del partido. Emelec hizo las cosas mejor, fue contundente y lo veo muy firme. Se le viene un duelo difícil contra Católica y luego debería ganarle a Mushuc Runa.
Emelec ha mejorado. En el Clásico del Astillero tocó muy bien la pelota y desesperó a su rival; incluso los cambios fueron acertados. Pedro Quiñónez no jugaba hace mucho, pero se lo notó muy aplomado. Emelec fue muy superior y sin apretar a fondo el acelerador. Con el 2-0 el partido estaba liquidado y fue el equipo de Ismael Rescalvo el único que mandó en la cancha. Este Emelec ya está en los playoffs y si tiene que jugar dos partidos con Macará, eso debe poner a pensar a Paúl Vélez porque cualquier cosa puede pasar. Este Emelec es distinto al de seis fechas atrás, cuando no tenía rumbo. (O)