03/05/2024

Mario Canessa: El silencio delator de Cruyff y de Cordón

Sábado 11 de Julio del 2020

Mario Canessa: El silencio delator de Cruyff y de Cordón

Entrenador y director deportivo tienen otras prioridades y no la Tri. Las cláusulas de libertad están acompañadas de una indemnización a favor del cedente, menos en la FEF.

Entrenador y director deportivo tienen otras prioridades y no la Tri. Las cláusulas de libertad están acompañadas de una indemnización a favor del cedente, menos en la FEF.

La incertidumbre que soporta el balompié nacional, en los últimos meses, ha generado una de las épocas más críticas en la historia de la FEF, que tiene una vida jurídica no tan larga como el mismo ente anunció hace pocos días, cuando celebraba 95 años de fundación –algo que también fue festejado por la Conmebol– pero la realidad señala que recién en 1967 se creó la Asociación de Fútbol del Ecuador y es en 1978 cuando cambió de denominación, para llamarse Federación Ecuatoriana de Fútbol.

No ha pasado mucho desde que la FEF estuvo envuelta en una estructura criminal que derivó en el mayor escándalo de corrupción del fútbol mundial: el llamado FIFAgate. Como es conocido por todos, el fútbol ecuatoriano no estuvo al margen de esa mafia, que terminó con la carrera dirigencial de Luis Chiriboga, hasta ese entonces considerado el más exitoso dirigente de nuestro fútbol. Eso ensució la imagen del balompié del país, pero fue hábilmente mitigado cuando el propio Chiriboga, con un muñequeo político, permitió que su directorio eligiera de entre sus miembros a su sucesor.

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Cuando todos imaginábamos que la elección presidencial de Francisco Egas representaría el cambio histórico que tanto necesitaba nuestro fútbol, lamentablemente, de un momento a otro, todo se derrumbó. El 24 de abril anterior la crisis envolvió nuevamente a la FEF. Desconocido Francisco Egas por una mayoría del directorio y ratificada su remoción por un congreso extraordinario, inmediatamente llegaron las denuncias a la Conmebol y la FIFA. Como era de esperarse, todos estos incidentes provocaron un estado de ingobernabilidad y desinstitucionalización profunda. El martes pasado le tocó a la Conmebol, con el afán de poner orden en la FEF, enviar una nota de carácter aclaratoria, pero no resolutiva, que reconocía “a la fecha (30 de abril)” a Egas como presidente. Pero a su vez recordaba que dicho reconocimiento era hasta conocer el resultado de los expedientes abiertos contra Egas en Conmebol y FIFA.

Con ese panorama congestionado es sumamente complicado para la FEF llevar adelante los programas a largo plazo que llamaron la atención por ambiciosos e inéditos. A estas alturas, con tanta incertidumbre y con el tiempo que se ha perdido, seguramente se convertirán en proyectos inejecutables, perecederos por obra y gracia de la idiosincrasia de nuestros dirigentes. La pregunta clave es: ¿Qué provocó la crisis en la FEF? Encuentro varias razones, pero la que más influyó fue que los directivos confundieron las proporciones de la causa y sus efectos y generaron un lío interno. También la sobredimensión de la principal jerarquía ha sido un error muy significativo, porque hizo perder la voluntad y la confianza por la decadencia de los principios que se invocaron en la campaña electoral.

Lo que agrava la crisis son las rimbombantes incorporaciones de funcionarios como el secretario general, Gustavo Silikovich, con experiencia en el fútbol argentino; el director deportivo, el español Antonio Cordón, con amplia trayectoria en el fútbol europeo, y todo el cuerpo técnico de la Selección, liderado por Jordi Cruyff. Ellos, por el momento, han sido una pesada carga presupuestaria y no se conoce su real capacidad. Cobran muchos dólares, contantes y sonantes, y tienen derechos adquiridos en convenios protegidos por cláusulas de confidencialidad. Pero algunos artículos de los contratos que sortearon el sigilo revelaron cantidades comprometedoras y leoninas para las escuálidas finanzas de la FEF. También es necesario referirse a la famosa ‘cláusula del orgullo nacional’, que le permitirá liberarse a Cruyff, sin indemnización alguna a favor de la FEF, si se cumple su sueño dorado que es ser director deportivo del Barça. Y aquello es algo que puede suceder en cualquier momento en vista de que Xavi, gran postulante para ser técnico del club, lo tiene como uno de sus preferidos.

Y si eso nos deja un mal sabor de boca, ocurre que Cordón también gozaría de esa famosa cláusula liberatoria; su salida ha tomado cuerpo en vista del público guiño que le ha hecho el Betis. Para nadie es desconocido que las renombradas cláusulas de libertad vienen acompañadas de una indemnización a favor del cedente, por eso no entiendo cómo los directivos de la FEF, los pocos que conocieron los detalles de la negociación, aceptaron esa condición gratuita. Y más tratándose de la Selección, que participará en las eliminatorias con el riesgo latente de que Cruyff le diga adiós a la Tri en plena competencia y sin que nadie le pueda reclamar. Lo que tampoco llego a entender es que el grado de confidencialidad haya sido tal que ni siquiera el vicepresidente a la fecha, Jaime Estrada, se enterara del contenido de los contratos. Pero no es menos grave que Cordón no haya tenido la delicadeza de al menos contestarle a Estrada cuando le solicitó que aclare o desmienta si tiene intenciones de hacer maletas e irse para España.

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Cordón también se frota las manos porque ocurre que ahora tiene muchas excusas para irse. Ya dijo que no le pagan a tiempo, que quien lo buscó fue Egas y por ello utiliza una metáfora: “Todo era muy bonito, vine al Ecuador a una boda, a casarme con una persona, pero a los pocos meses te cambian de novia. No es lo mejor que pueda pasar”. A buen entendedor, pocas palabras. Los españoles han preferido especular con el silencio. Ven los toros de lejos y no tienen la entereza de decir si tienen o no como prioridad a nuestra Selección.

Carlos Sevilla, conocido personaje en el fútbol, hace pocos días empleó su estilo directo y valiente, refiriéndose a la crisis de la FEF. Dijo algunas frases que vale la pena recordarlas: 1) “Han elegido a un cuerpo técnico millonario, como si nos estuviera estorbando la plata”; 2) “Nuestra Selección no existe, se ha hecho todo mal, nunca antes el fútbol nacional estuvo tan mal administrado como ahora”; y, 3) “Si se van Cruyff y Cordón, se van bien servidos y bien pagados. Ganaron prestigio mientras nosotros seguiremos como antes, en cero”.

La duda que surge es saber si Egas, Estrada y compañía están dispuestos a conminar, sobre todo a Cruyff, a cumplir el contrato que lo liga a la FEF, sin ningún condicionamiento. Si no es así, que tengan presente los dirigentes que el tiempo pasa, no perdona y a veces castiga. Y ante ese escenario el grupo de españoles, al son del dicho “a río revuelto, ganancia de pescadores”, han preferido el silencio como el método más ingenioso y provechoso.

Cordón y Cruyff tienen, por ahora, otras prioridades. Y ni por consideración al país que les da trabajo se han permitido desmentir las versiones de sus salidas. Han preferido callar y por eso les dedico esta frase de María Pía Cobo: “El silencio, a veces tan necesario y otras veces tan cobarde”. (O)

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