Frank McGarvey fue un jugador escocés histórco. Marcó 102 goles en 341 apariciones con el St Mirren de Sir Alex Ferguson, tuvo un pequeño paso por el Liverpool, pero en el Celtic fue con el que destacó. En cinco temporadas ganó dos títulos de liga, dos Copas de Escocia y una Copa de la Liga. Además disputó siete partidos en la selección nacional.
Pero su historia va más allá de las canchas, pues toda su vida tuvo que lidiar con la adicción al juego.
“Recuerdo haber ido de vacaciones a Burntisland con 9 o 10 años. Mi padre nos dio a los niños una libra a cada uno. Mientras mis hermanos compraban helados, yo fui a una sala de juegos y cambié la libra por 240 centavos y me lo gasté todo en las máquinas. Lo eché todo a perder. Y ese fue el comienzo”, reconoció McGarvey en su libro “Totally Frank”, publicado en el 2008.
Lo que consiguió McGarvey como futbolista poco le duró. Se endeudó y dilapidó gran parte de su fortuna y su tiempo haciendo apuestas e intentando superarlo, pero recayó varias veces.
Su apogeo llegó en la década de los 80 y tras el nacimiento de su segundo hijo, dos años después, decidió ingresar en el grupo de ‘Jugadores Anónimos’. El juego hizo que terminara por separarse de su esposa a principios de los 90 y luego aparecieron las apuestas ‘online’ y volvió a caer en sus redes. Podía apostar a los caballos día y noche. En 2007 se vio obligado a vender su piso para pagar sus deudas.
Un año después, escribió su autobiografía con la idea de ayudar a otros a salir de una situación similar, pero lo cierto es que se lamentaba a menudo que en su ciudad natal, Glasgow, cada vez hubiera más casas de apuestas.
"Si no hubiera apostado, ahora sería millonario. Si no hubiera descubierto el juego, habría sido mucho mejor jugador de futbol”, dijo en algún momento.
McGarvey murió el 1 de enero del 2023 a los 66 años víctima de un de cáncer de páncreas.
“Todos mis sueños se hicieron realidad, pero también todas mis pesadillas”, dejó escrito.