Los títulos del Bayern de Múnich en el Mundial de Clubes (2005-Act.) y en la Copa Intercontinental (1960-2004), que se considera como su antecesora, reflejan en buena parte lo que ha sido la historia de la competición que el club bávaro aspira a volver a ganar este jueves en la final ante el Tigres mexicano.
El Bayern ganó la Copa Intercontinental en 1976, cuando todavía se jugaba a doble partido entre el campeón de la Copa de Europa y el de la Copa Libertadores, y en 2001, cuando ya se disputaba un solo partido en Tokio.
El Mundial de Clubes lo ganó en 2013, en Marruecos, al derrotar en la final al Raja Casablanca por 2-0, después de que el equipo marroquí echase de la competición en la semifinal al Atlético Mineiro.
1976, de la nieve al calor tropical
El Bayern habría debido jugar la competición también en 1974 y 1975 como campeón de la Copa de Europa.
Sin embargo, el primero año el Bayern renunció a jugar y fue reemplazado por el finalista de la Copa de Europa que había sido el Atlético de Madrid y en 1975 la Intercontinental no se jugó porque el club bávaro y el Independiente no se pudieron poner de acuerdo en una fecha.
El Bayern no fue el primer campeón de Europa en renunciar a jugar la Copa Intercontinental. En 1973, el Ajax también lo había hecho, lo que muestra que el valor que tenía la competición en Europa era menor que el se le daba en Sudamérica.
El doble partido, que implicaba un viaje transatlántico en medio de la temporada, generaba reservas y en 1976, como lo recuerda uno de los protagonistas, tanto el Bayern como el Cruzeiro sufrieron en sus partidos como visitante.
"En el primer partido, a comienzos de noviembre en Múnich había un caos por la nieve", dijo Jupp Kappelmann, autor de uno de los dos goles del Bayern en el 2-0 de la ida.
La nieve y el frío hizo sufrir a los brasileños y, según Kappelmann, Jairzinho llegó a preguntar si había llegado el fin del mundo.
El Bayern de 1976. Diario As
"Los brasileños estaban congelados, naturalmente no tenían pantalones largos. Era la locura", recuerda Kappelmann.
Bajo esas condiciones se puede considerar retrospectivamente que el Cruzeiro pudo esperar algo peor que el 2-0 del Bayern, con goles de Kappelmann y del legendario Gerd Müller.
El Bayern tuvo problemas en el viaje al partido de vuelta en Belo Horizonte y el equipo estuvo durante horas bloqueado en París, lo que llevó al entonces director administrativo, Robert Schwann, a preguntar a los jugadores sin querían seguir el viaje o regresar a Múnich y renunciar al título.
El viaje se prosiguió y, tras 28 horas y una escala en Río de Janeiro, el Bayern llegó pocas horas antes del partido.
"El entrenador Dietmar Kramer nos dijo que era mejor no acostarse a dormir sino tomar café y comer pasteles hasta que comenzará el partido", recordó Kappelmann. "Tenía la sensación de que estábamos en el final del mundo", agregó.
Kramer tuvo que ir al vestuario sangrando tras ser golpeado por una lata de un refresco que le lanzaron desde la tribuna. Al final el Bayern, en medio de la humedad tropical y el calor, logró un 0-0 que le dio el título.
"Todo el mundo se rindió después ante Franz Beckenbauer, también la prensa brasileña. Con razón", dijo Kappelmann.
Veinticinco años después, otro título
El segundo título de la Copa Intercontinental llegó para el Bayern 25 años después, en 2001, para cuando la competición ya había empezado a jugarse a partido único, a partir de 1980.
El ghanés Sammy Kuffour, autor del único gol en la final contra Boca Juniors, ha dicho que antes del partido el tuvo dos motivaciones adicionales importantes, la primera vino de su compatriota Koffi Annan, entonces secretario general de la ONU, y la segunda del meta y capitán Oliver Kahn.
Annan de pronto, pocas horas del partido, apareció en el hotel en la habitación de Kuffour para hablar con él.
"Los dos nacimos en Kumasi, el fue al mismo colegio que yo y había ganado el Premio Nobel de la Paz. Me dijo: hoy no juegas solo para tu equipo sino también para Ghana y para toda África. La gente te está mirando y está orgullosa de ti. Tienes que darlo todo, luchar por cada balón y si es posible marcar un gol", recuerda Kufffour en la página web del Bayern.
Sammy Kuffour (d) anota el gol contra Boca. Diario As
Casi inmediatamente antes del partido Kahn le dijo: "Sammy, tú sabes que el Bayern no gana este título desde hace 25 años. Tenemos que hacer historia".
Al final Kuffour marcó el gol de la victoria, como se lo había pedido Annan, aprovechando un saque de esquina lanzado por Ciriaco Sforza y fue declarado el mejor jugador del partido, por lo que recibió un coche que entregó a su madre.
"Cuando llegamos al hotel todos los otros se levantaron y me aplaudieron. Nunca había vivido algo así. Toda esa gente enorme del FC Bayern me aplaudía a mi, Sammy Kuffor de Ghana", recuerda.
Con Guardiola, el primer Mundial de Clubes
En 2013, el Bayern le ganó en la final del Mundial de clubes al Raja Casablanca por 2-0 con goles de Boafim Dante y de Thiago Alcántara y con Pep Guardiola en el banquillo. El equipo marroquí había derrotado al Atlético Mineiro en la semifinal por 31.
Fue el quinto título del Bayern en aquel año tras haber conquistado la Bundesliga, la Copa de Alemania y la Liga de Campeones, todavía bajo la batuta de Jupp Heynckes, y la Supercopa de Europa, ya con Guardiola en el banquillo.
Bayern, campeón del mundo en 2013.
El sextete en esa ocasión se frustró de antemano porque el Borussia Dortmund se había impuesto en la Supercopa alemana.
De los jugadores que estuvieron en la final en aquel partido pueden repetir este jueves Manuel Neuer, Jerome Boateng y Thomas Müller. Javi Martínez, que estuvo en la final de 2013 y sigue en la disciplina del Bayern, no está en Katar tras haber pasado por una infección de coronavirus. (D)