El velocista jamaicano Usain Bolt y la gimnasta estadounidense Simone Biles recibieron los Premios Laureus al Mejor Deportista del Año en Mónaco, donde también se galardonó a otro estadounidense, el nadador Michael Phelps -el más laureado deportista olímpico- y el último campeón mundial de Fórmula Uno, el alemán Nico Rosberg.
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Bolt, de 30 años, plusmarquista mundial de 100 y 200 metros, ocho veces campeón olímpico y con once títulos mundiales, considerado el mejor velocista de todos los tiempos, recogió por cuarta vez el Laureus, en una Gala a la que asistieron el Jefe de Estado monegasco, el Príncipe Alberto, y su esposa, la Princesa Charlene.
Alberto de Mónaco le entregó el Premio Laureus a Biles, nacida hace 19 años en Columbus (Ohio), en una Gala que tuvo lugar en el monegasco Salon des Etoiles, con concurrencia de auténtico lujo y en la que el actor británico Hugh Grant ("Cuatro bodas y un funeral" y "Lunas de Hiel") sustituyó al estadounidense Bill Murray ("Cazafantasmas" y "Lost in Translation"), maestro de ceremonias en las dos anteriores, en Shanghái (China) y en Berlín.
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Biles, que en Río ganó oro por equipos, en el general individual, en potro y en suelo, así como un bronce en la barra de equilibrios, sucedió en el historial de estos premios a su compatriota Serena Williams. Única junto al tenista suizo Roger Federer, el surfista estadounidense Kelly Slater y, desde este martes, Bolt, en ganar cuatro veces el Premio Laureus.
La pequeña campeona estadounidense, cuyos 1,45 de altura son superados exactamente en medio metro por Bolt, fue galardonada con un premio al que optaban sus compatriotas la atleta Allyson Felix y la nadadora Katie Ledecky, la tenista alemana Angelique Kerber, la atleta jamaicana Elaine Thompson y la ciclista inglesa Laura Kenny.
Los Premios Laureus alcanzaron su mayoría de edad y por ello regresaron, 18 años después, a Montecarlo, sede que albergó su primera edición, en 2000, con la presencia del entonces presidente de Suráfrica, Nelson Mandela, uno de los líderes más carismáticos de la historia.
Cuya memoria fue ensalzada tanto por el Príncipe Alberto -miembro del Comité Olímpico Internacional (COI) y cinco veces olímpico, en bobsleigh- como por la Princesa Charlene, de origen surafricano, que lo parafraseó al mencionar que el deporte puede cambiar el mundo.
Fuente: EFE