Esa es la identidad de nuestro país cuando se refiere al futbol. “El juego del hombre”, vociferaba Ángel Fernández. “El más viril de los todos los juegos”, decían otros viejos cronistas. Esa es nuestra identidad con respecto al futbol. En ella y para ella, hemos vivido por décadas y en cuanto se ha pisoteado, violado, o discriminado los derechos de la mujer, se ha escondido, se ha tapado, se ha tirado bajo la alfombra para proteger a lo más importante de la industria que para ellos es el negocio. El nuestro es un “futbol de machos”, pero hay , en apariencia, una nueva consciencia en la sociedad, en el mundo, en el propio México que reclama otro tipo de panorama, entre ellos, un futbol más justo para todos…
SAN DIEGO, California.- En un futbol donde su máximo exponente de todos los tiempos se hace llamar “El Macho”, siempre ha existido tiempo y espacio para la injusticia en materia de equidad de genero y respeto por la mujer.
El futbol mexicano ha entrado a un terreno que conoce bien, pero donde siempre ha tenido tiempo para tapar, esconder, distorsionar, tirar la basura debajo de la alfombra y callar. Los casos de agresión sexual, acoso, violación y discriminación siempre han existido en los clubes de futbol mexicano. La de hoy es otra magnifica ocasión para encausar un reglamento claro y transparente. La de hoy es otra magnifica ocasión para cambiar.
Los temas de Renato Ibarra y de Marco García y los tiempos que vive la sociedad mundial y mexicana han vuelto a abrir una vieja herida del futbol mexicano. ¿Cuántos, cuántos casos han existido y cuántos de ellos se han ocultado en aras de favorecer y cuidar el negocio? ¿Cuántas victimas sin respuesta? ¿Cuántas injusticias? ¿Cuánto silencio sospechoso? ¿Cuánto “machismo” en un país que presume a sus “machos”?
Llegó el momento de hurgar más en el tema, sin tabúes, sin recovecos, sin proteger intereses, sin que importe solo el negocio, sin dobles intenciones y abierto, completamente abierto al escrutinio de una sociedad que lo exige más que nunca. La Liga MX necesita de una reglamentación enfocada directamente a temas de violencia de genero, más en un futbol que le ha dado acceso a las mujeres en su competencia actual. Necesitamos que los clubes y los empleados de esos clubes --incluyendo a los futbolistas-- reciban instrucciones, cursos, clases tal y como lo hacen las compañías de clase mundial sobre la forma en que hay que comportarse en el trabajo, la relación laboral, la correspondencia con personas del sexo opuesto. Todo eso ayudará lograr un espacio laboral y futbolístico mucho más apropiado y apegado a la justicia.