Me platicaba hace tiempo la psicóloga Claudia Rivas, que cuando se instaló el ENDIT (Escuela Nacional de Directores Técnicos) para su cátedra de psicología del deporte, le faltaba mucha información reciente. Consultando en revistas en Europa, dio con una Italiana, en la cual le hacían una entrevista al mejor buscador de talento del país. Le preguntaban cuál era el secreto para que los jóvenes pudieran triunfar. Él contestó: QUE SEAN HUÉRFANOS.
Les prometo que nunca leí esa cita Italiana, pero siempre señalé, por mi paso en el futbol, el daño que le hacían los papas a sus hijos y siempre dije lo mismo: tenias que ser huérfano. Los primeros con una sobreprotección y los segundos con el salvoconducto para justificarse. Este problema no es solo en el futbol profesional. Viene desde que los jugadores en sus equipos de primaria, o más chicos, tienen a sus padres gritándoles los movimientos y jugadas que tienen que hacer, en el mejor de los casos, porque si en algún momento su hijo sale de cambio o está en la banca, entonces los padres asumen un rol de guaruras dispuestos a todo en contra del profesor.
Por supuesto que yo fui uno de esos. Tuve la suerte que mi hijo, a los 22 años, me dijo que no daba para más y que se pondría a seguir sus estudios. Claro que fue una decepción para mí, pero al final, terminó su carrera, su maestría y se desempeña, hoy por su lado, en lo que más le gusta: el futbol. En mi carrera de formador y entrenador profesional tuve relaciones tóxicas con el binomio padre-hijo. Ejemplos y nombres tengo muchos, pero el común denominador siempre fue una sobreprotección hacia el joven y de ahí se desprendían, amenazas, corrupciones, amistades por conveniencia, que lo único que provocaban era el rompimiento de aprendizaje de su hijo.
Solo como ejemplo, yo no conocí en su momento a los papás de Cherokee, Orlando o Salinas, nunca supe quien eran y al final, por su esfuerzo y, quiero pensar, por el apoyo recibido en sus casas, no en el juego o en el entrenamiento, destacaron en su profesión. Todos los que nos dedicamos a buscar o sacar, de una forma honesta y desinteresada, jugadores nuevos, no comemos fuego. Pensar que 'X' jugador no destacó o no recibió la oportunidad por ser morenito, o por ser güerito, o por no tener dinero y pagar al técnico en turno, limitan la vida personal y el crecimiento general del joven.
Ojo, mucho ojo, casos o ejemplos malos, siempre existieron y existirán, solo escribo de mi pensar y mi comportamiento. Chicharo, Pelaez, Chaco Giménez, Abella, Layun, y muchos más, son güeritos y de familias acomodadas y al final su educación y su esfuerzo les dio para destacar en Primera División. Entiendo que ser jugador de futbol es un sueño, pero también entiendo que hay muy pocas posibilidades o pocos lugares para la gran cantidad de jóvenes que viven en este país y, entonces, porque no pensar en otra rama que también pertenezca o se requiera en el futbol, tales como técnico, formadores, doctores, rehabilitadores, gente en mercadotecnia, abogados del deporte, representantes con licencias FIFA, periodistas y un enorme etc, que te darían la oportunidad de pertenecer al gremio.
"Toda la vida, cuando se me acerca un papá, le digo lo mismo: tú hijo puede destacar si en primer lugar se aleja de tí." José Luis Sánchez Solá
Toda la vida, cuando se me acerca un papá, le digo lo mismo: tú hijo puede destacar si en primer lugar se aleja de tí, papá. En caso contrario, lo tienes que ayudar a conseguir un lugar en muchas universidades de Mexico o en 525 planes de beca que hay en Estados Unidos para que siga jugando futbol y logre tener un título universitario. Todo esto gracias a que sabe pegarle a una pelota. Si bien le va, su carrera de profesional será corta y el título universitario lo tendrá toda la vida y, entonces, con ese título, gracias al futbol, podrá incursionar en todas las ramas que se abren día a día en el negocio de las patadas.
Ningún padre le quiere dar ratas o víboras de comer a sus hijos. Eso dice la biblia. Pero cuando veo o leo las malas gestiones que hacen para sus hijos, dudo lo que dice el libro sagrado.