Este 4 de julio se cumplen 30 años de la gran actuación que la selección nacional dio en la Copa América de Ecuador 1993. Y es que el futbol mexicano cambió en la década de los años 90, cuando en la selección mexicana había una de esas generaciones que aún prevalecen en la memoria.
La llegada de César Luis Menotti irradió un nuevo estilo de juego, porque el conjunto nacional pasó a entregar buenos resultados. Se dejó en el pasado el tema de los Cachirules y la no participación en el Mundial de Italia 1990. Se trabajó y se mejoró en el campo de juego y si bien Menotti se marchó, el que sacó el mayor de los provechos a ese cambio fue Miguel Mejía Barón, quien por entonces fue designado como entrenador del conjunto Tricolor.
Pero si hubo un torneo que marcó el parteaguas para el equipo mexicano fue la Copa América de Ecuador 1993, por primera vez México acudió al máximo torneo de clubes de selecciones nacionales en el continente, una invitación que correspondió con buenas actuaciones y que dejó en alto el nombre de México.
La historia del ascenso
México fue instalado en el Grupo C, junto a Colombia, Argentina y Bolivia. El Tricolor perdió con Colombia (2-1) con el famoso Fantasma de Machala, y empató con Argentina (1-1) y Bolivia (0-0), esos dos puntos logrados le permitieron calificarse como uno de los mejores terceros lugares, porque en aquellos años aún se repartían dos puntos al equipo ganador.
A partir de cuartos de final, México mostró un avance sustancial, en el campo el equipo empezó a ser reconocible, se midió a Perú en cuartos de final. Un doblete de Alberto García Aspe, y goles de Luis Roberto Alves Zague y de David Patiño, selló el 4-2.
Las semifinales pusieron a México nada menos que contra Ecuador, el anfitrión llegaba como favorito, pero el cuadro mexicano mostró su carácter, con anotaciones de Hugo Sánchez y Ramón Ramírez silenciaron Guayaquil. México se ponía en la final con un 2-0 irrefutable.
Alegría y amargura
El domingo 4 de julio en el Estadio Monumental de Guayaquil, México se midió a Argentina. Era el novato contra un coloso, el aspirante contra el histórico.
Jorge Campos, Raúl Gutiérrez, Claudio Suárez, Juan de Dios Ramírez Perales y Ramón Ramírez en sector defensivo. Ignacio Ambriz, Alberto García Aspe y Benjamín Galindo en el centro del campo. Zague, David Patiño y Hugo Sánchez, fue el once que mandó Mejía Barón.
Partido tenso, cargado de emoción a favor y en contra, el primer tiempo se diluyó sin goles y en el segundo tiempo vino un vaivén de emociones.
Gabriel Omar Batistuta abrió el marcador al 63', Batigol ganó un despeje, al ganarle por fuerza y maña a Ramón Ramírez, se enfiló hacia el área mexicana y sacó un zapatazo con la pierna derecha, Campos esperaba un tiro cruzado y se vio sorprendido a primer palo.
Era el momento de reaccionar, y el equipo mexicano no tardó en hacerlo, mantuvo su estilo y tres minutos después Benjamín Galindo conectó con Zague, en el área, Luis Roberto buscó driblar a Goycochea, pero el portero argentino lo derribó, penal que cobró Galindo con su clase magistral al 67'.
Un descuido en un saque de banda, la defensa mal parada, el Cholo Simeone se la entrega a Batistuta, y éste de quita al Potro Gutiérrez, saca un zurdazo cruzado que vence a Campos al 74'. Después de eso, la Albiceleste canchereó, ese colmillo de siempre se impuso, pero la imagen de México fue bastante aceptable.
Cuando México regresó a la capital del país y fueron recibidos por miles de aficionados en las calles. Aquel 4 de julio, el futbol mexicano cambió para bien. Treinta años después busca su identidad.
DAO