Con una biblia en su regazo, una sonrisa en su rostro y un semblante de tranquilidad, Omar Ortiz se siente un hombre libre, pese a estar cumpliendo una condena de 75 años por secuestro, y es que el ex portero ha cambiado los guantes y las grandes atajadas por la palabra de Dios.
A casi 13 años de su arresto, el Gato ha encontrado la paz en el Centro de Readaptación Social de Cadereyta, donde intenta diariamente transmitir su religión al resto de sus compañeros, quienes también están privados de su libertad.
En marzo de 2017, la vida de Omar dio un giro de 180 grados durante el motín que hubo en el cereso y que dejó un saldo de cuatro muertos y 29 heridos, entre ellos el ex futbolista profesional, quien se acercó a la religión y se ha convertido en el “pastor” de este lugar.
¿Eres libre?, se le pregunta. "La tengo (la libertad)", afirma tajantemente.
"La palabra lo dice. La palabra dice 'conocerás la verdad y la verdad os hará libres'. Yo estoy libre. Mi cuerpo a lo mejor se mantiene en este lugar, pero espiritualmente yo no me enfoco en el lugar donde me encuentro. Hay una palabra que Dios transmite a través de mí, de esa ciudad la cual Dios promete a todos los que vamos a estar con él".
El encuentro con Dios
"No fue algo mío, fue algo de Dios, de un día para otro. En un motín que se hizo en el módulo cinco, hubo tragedia ese día rodeado de muerte, rodeado de mucho fuego, de mucha agresividad y de un día para otro empiezo a hablar de Dios", relata Omar Ortiz sobre su transformación a un hombre de fe.
"Qué bueno que se echó a perder mi vida, porque con la palabra de Dios, el que pierde su vida, la hallará y hoy tengo mejor vida con Dios, ¿cómo? En ese motín. Yo despierto muy golpeado, me llevaron al hospital y todo. En algunos lugares dijeron 'mataron al Gato Ortiz'; ahí se murió esa persona. Esa persona en la cual para muchos era agradable, divertida, a lo mejor difícil de tratar, rebelde, enojona".
El ex jugador fue detenido el 7 de enero de 2012 y siete años después recibió una condena de 75 años por estar implicado en tres secuestros.
“Soy feliz en este lugar. Mucha gente no lo ha entendido, muchos familiares míos, el cómo una persona puede ser feliz en este lugar, o el creerse que está en la comodidad en este lugar, pero, te voy a hablar de lo que el Señor me ha enseñado. La palabra dice, la mayoría de la gente conoce ese versículo, todo lo puedo en Cristo que me fortalece", mencionó sonriendo.
"Para mí, el futbol fue una etapa que ya quedó atrás, como todo lo de mi proceso ya quedó atrás. El proceso de haber llegado a este lugar ya quedó atrás. Para mí, yo ya no revivo las cosas las cuales viví anteriormente, sino que ahora me enfoco en lo que viene para mí en las manos de Dios".
Diariamente, Omar tiene como principal función la lavandería, cobrando hasta por 15 pesos el cobertor, pero lejos de los lujos o el dinero, prioriza su paz mental.
"Tengo la actividad, como se llama aquí en el cereso, de dar servicio de lavandería. Es mi actividad de trabajo, pero la más importante y la que yo dejaría todo, es predicar la palabra".
Omar Ortiz murió y renació en el cereso de Cadereyta, con una misión que va más allá de los tres palos: predicar.
El futbol, cosa del pasado
El futbol no ha salido del todo de Omar Ortiz. Si bien al Gato ya le "aburre" ver el juego donde fue profesional más de una década, el deporte lo sigue ayudando y confesó que muchos jugadores activos lo ayudan, sin ellos saber que lo hacen.
"Te voy a decir algo. Yo me entero de todo. Hay jugadores a los cuales quiero agradecer que me han ayudado sin ellos saberlo. En algún momento, tengo años que solo dependo de Dios, pero en los primeros años que estuve aquí, hubo jugadores que me ayudaban. Le pedían la playera a un jugador de Tigres, los guantes al portero de Tigres, una playera del jugador de Monterrey, al de Chivas o América; ellos no sabían que era para mí, me mandaban la playera y a un muchacho que la quería, yo se la vendía y solventaba mis gastos", mencionó.
Ortiz enterró ya su pasado como futbolista y aunque mucha gente aún lo ve como el portero de Rayados, la realidad es que ha aprovechado en abrazar su religión.
"El futbol a mí siempre me gustó jugarlo, pero nunca me gustó verlo. A mí el futbol por televisión me aburre, se me hace aburrido. Un día el Señor me dijo que el tiempo que le dedicas al futbol dedícamelo a mí. Entonces, una hora de jugar futbol, esa hora se la puedo compartir a cuatro o cinco personas de la palabra de Dios".
Ortiz compartió que gente del mundo futbolístico ha ido a visitarlo desde que fue detenido por las autoridades.
"Sí hubo gente que vino y me visitó, para mí eso es muy valioso, la mayoría fueron mis compañeros, la mayoría fueron ex porteros. Oscar Dautt, Melvin Brown, vino Esdras Rangel, vinieron a verme, Beto Martínez, Trini (Caballero), Félix Fernández, aunque vino hacer un reportaje, también la visita de él".
Omar Ortiz inició su carrera con Rayados en 1997 y militó en seis clubes. Llegó incluso a la Selección Nacional en 2002 y fue parte de La Pandilla campeona de 2009.
Le pide perdón a su familia
Omar Ortiz ha pasado por tres matrimonios y tiene nueve hijos, a los cuales ama con todo su corazón. A pesar de que sus visitas son poco constantes, casi nulas, al Gato no afecta la ausencia de sus niños, pues se ha apoyado en su religión para no sentirse solo.
"Para ellos es un gusto verme, pero yo les pido perdón por lo que les hago pasar, no merecen pasar por eso, que me perdonen por no estar esos 12 años con ellos en muchas etapas que han vivido", dijo el ex jugador.
"Sí, los lastimé, el simple hecho de que tu papá sea mencionado, que tus amistades en la escuela o los que te rodean sepan que llegaste a este lugar, eres lastimado. A la primera persona que lastimé fue a mi familia, las sigo lastimando al hacerlos venir todavía, yo les pido perdón".
Ortiz aún así confía en que algún día y en algún lugar podrá verlos y disfrutarlos: "Hoy voy a entenderles, no tengo nada qué reclamarles, reprocharles, nada. Que si, hasta eso, sé que Dios tiene el poder de todo. Si hoy no se ha brindado la oportunidad de tener contacto con ellos, sé que Dios un día lo va a hacer. Siempre lo he dicho, si ellos no vienen, es porque Dios me va a llevar a ellos".
Ya no buscará ayuda legal
Cinco años después de recibir sentencia, Omar Ortiz sabe que puede encontrar una reducción o salida si un abogado toma su caso, pero ha descartado la opción de pedir ayuda.
El Gato dijo que Dios le prometió darle libertad, sin día ni año, pero confía salir pronto del cereso de Cadereyta.
"Yo entiendo. No nada más tú me lo has dicho, familiares me lo han dicho, compañeros me lo han dicho, tú no haces nada, no vas a salir. Si tú no mueves tu expediente nadie lo va a mover, la palabra dice ayúdate y Dios te ayudará. Sí, yo sé que si le muevo, me voy a ir, pero a mí Dios me dijo yo te voy a sacar, yo le creo y me mantengo firme, me mantengo firme. La vida de una persona como yo, saliendo de un lugar como este no es fácil", concluyó.
ZZM