Paolo y Gino Guerrero tienen más similitudes que el apellido paterno que comparten. Ambos, por diferentes circunstancias, todavía no han podido jugar en lo que va del año. En los dos casos, situaciones extradeportivas han sido lastres para su carrera. Sin embargo, haciendo honor a su apellido, siguen luchando para volver cuanto antes a los campos de juego.
Espera que desespera
La pesadilla de Paolo Guerrero empezó el 3 de noviembre de 2017 cuando la Comisión Disciplinaria (CD) de la FIFA lo suspendió de manera provisional por fallar una prueba de dopaje. Por esa razón, se perdió los partidos de repechaje contra Nueva Zelanda. Al mes siguiente, la CD de la FIFA lo sancionó con un año de inactividad. Paolo no se quedó de brazos cruzados y obtuvo su primera victoria: el Tribunal de Apelaciones de la FIFA redujo a seis meses su inhabilitación deportiva.
Sin embargo, el 'Depredador' no se quedó contento y recurrió al TAS para que le vuelva a reducir o le anulen la sanción. Sin embargo, la Agencia Mundial Antidopaje (WADA por sus siglas en inglés) solicitó aumentar la suspensión. ¿El TAS anulará, reducirá, mantendrá o aumentará la sanción? Eso se sabrá en las próximas semanas. Es en ese escenario de incertidumbre en el que se encuentra el goleador de la selección peruana.
Espera su oportunidad
El caso de Gino Guerrero tiene más protagonistas. El exvolante de UTC se fue este año a jugar por primera vez al exterior: fue fichado por el Guaraní de Paraguay. Todo iban bien, hasta que una menor lo acusó de haber querido abusar de ella. Esto le trajo un sinfín de problemas, al punto de pasar algunos días detenido.
Tras aclararse las cosas, Gino intenta recuperar el terreno perdido. Felizmente, su club no le rescindió contrato y su entrenador Sebastián Saja espera que agarre ritmo de competencia para tenerlo en cuenta. Por ahora, nuestro compatriota está jugando en la reserva del club paraguayo a la espera de ser convocado para un compromiso oficial con el primer equipo y debutar, por fin, con la camiseta del 'Cacique'.